Felipe Otaño

242 6 0
                                    


"Jamás había visto a alguien que
brillará desde el interior.
Desenfocando todo a mi alrededor.
Sonrió como si hubiera ganado
un concurso
Y ocultarlo sería deshonesto."

Snow On The Beach —Taylor Swift ft. More Lana del Rey






Lily miraba por la ventana del auto mientras sonreía y su cabello era despeinado por el viento. Cruel Summer de Taylor Swift sonaba en las bocinas del auto a todo volumen. Lily miraba el paisaje con emoción, parecía una niña llegando a la playa.

A su lado, se encontraba Felipe, viéndola mientras sonreía. Felipe tenía que mantener los ojos en la ruta pero simplemente no podía resistir las ganas de mirarla.

Felipe y Lily se conocían desde primero de primaria. Siempre habían sido amigos, muy amigos. Todos los fines de semana pasaban el día en la casa de Felipe, que tenía una piscina. Conocían absolutamente todo del otro, sus comidas favoritas, las comidas que no les gustaban, sus canciones favoritas, sus cantantes favoritos, conocían sus mañas, sus cambios de humor. Sabían cuando estaba triste o molesto sin que el otro tuviera que decírselo. Se conocían a la perfección, excepto por el hecho de que no sabían que una chispa crecía en su interior.

Ninguno de los dos se daba cuenta de que estaban enamorados del otro, ni que el otro estaba enamorado. Para conocerse tan bien, en esta ocasión parecía todo lo contrario.

Hemos llegado, Lily Flor -anunció Felipe mientras reducía la velocidad del vehículo.

Lily se acomodo en el asiento y guardo su teléfono en la pequeña cartera que tenía, dónde solo cabía su teléfono, un gloss, su celular de identidad y dos tarjetas de crédito.

—¿Estoy despeinada?

—Siempre estás despeinada, Liliane —Felipe quitó unos mechones que caían por la cara de Lily sin quitar su gran sonrisa. Los mechones sueltos los peinaba detrás de las orejas de Lily para que estos se mantuvieran ahí.

Lily río por el comentario de Pipe, y le dió un pequeño golpe en el hombro.

—No siempre estoy despeinada... —murmuró fingiendo estar molesta.

—Cuando Charlie te peina, obvio que no estás despeinada.

—Gordo, cállate —los dos rieron y se bajaron del auto.

Caminaron hacia el interior del restaurante, dónde se encontraban los amigos de los jóvenes. Buscaban con la mirada a sus amigos, y cuando vieron a un loquito de rulos mover sus brazos como loco, supieron que ahí estaba Juani. Se acercaron con una gran sonrisa en sus rostros. Después de saludarlos a todos, por fin lograron sentarse.

—¿Les pido algo? —preguntó Blas y estos asintieron. Llamaron al camarero y cuando esté se acercó, Blas hablo— Dos cervezas, por favor.

—Una sola cerveza, y una coca cola —corrigió Felipe—. Por favor.

—Genial, en un momento se los traigo.

—A Lily no le gusta la cerveza, de hecho, no toma licor. Solo vino, y es en ocasiones específicas.

—No lo sabía, Lily.

—Tranquilo, Blasito. Está bien.

A Lily le encantaba cuando Felipe corregía a las personas sobre las cosas que le pedían de beber o comer. No sabía en qué momento el se había aprendido todo eso pero le encanta que lo supiera a la perfección.

Esas horas que pasaron con sus amigos en el restaurante, estuvo bastante bien. Ese viaje había sido la mejor idea que había tenido Juani en el último mes.

One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora