Rabia.

426 36 2
                                    

Las luces que se encendían de a poco al caer la noche eran sorpresivamente cautivadoras. Se percibía ruido pese a estar oscureciendo.

Ya podía sentir un poco mas del clima de fuera gracias al pequeño hueco de un rincón de lo que parecía era una especie de caja para cargamento, usualmente para llevar equipaje de quien debería abordar correctamente el carruaje, no obstante...

Al encontrar la luz por ese diminuto sitio, un niño de no mas de 7 años, melena rosada y ojos grandes color ámbar decidieron espiar un poco. Fue difícil al principio ya que el carruaje llevaba un traqueteo algo brusco, sin embargo, luego de un rato pudo enfocar lo que a su ver eran grandes casas con muchas personas. Parecía una gran fiesta. Era extraño.

El chico no pudo seguir con lo suyo por un terrible freno que lo hizo chocar contra la madera que formaba el baúl donde estaba. Debía admitir que había dolido mucho, pero si hacia algún ruido sabia que le iría bastante mal, por lo tanto, optaba por solo masajear donde dolía.

— Rápido. Bajen todo y no olviden las ordenes.

Se escuchaba hablar a quienes habían traído al pequeño.  Un va y ven de pasos con mucha prisa, algunos golpeteos y de pronto.

— Con eso bastara. Recuerda bien la posición de tu familia.

Escucho antes de que abrieran la caja donde venía el pelirosado. Lo sujetaron cual vil muñeco y lo hicieron andar hasta la entrada de una puerta dentro de lo que era un callejón. Estaba oscuro y no había nada de ruido. Lo hicieron cruzar un par de puertas mas hasta encontrarse dentro de un cuarto en completa soledad.

¿Y ahora qué? Pensó sin más. Estaba asustado, nervioso, hasta el momento no había expresado nada de lo que habitaba en su mente y su corazón. El sabía tan poco de todo lo que ocurría.

Lo que no sabía es que tan solo unos momentos atrás su familia había decidido un matrimonio arreglado para unificar familias. Lo que claramente era mas bien un negocio.
Nadie dio claras indicaciones al menor, solo que tendría un nuevo hogar donde debía adaptarse y obedecer. Era esto lo que ponía al menor tan mal. Imaginar que su familia ya no quería estar con el y donde tendría que andar con extraños.

No pudo traer nada con sigo, ni siquiera a su amado Mei Mei, quien era su osito de peluche blanco.
Estaba en ese lugar frío y oscuro, temblando... Sollozando...

***

Un par de horas mas tarde, del lado contrario que entro, abrieron. Se trataba de un grupo de sirvientas que sin decir ni una palabra lo llevaron consigo.
Poco a poco por el pasillo donde caminaban se iba alumbrando. Estaba impresionado aquel niño de todo el repentino ajetreo. Desde el momento de ser llevado hasta donde lo empezaron a bañar y atender.
No paso mucho tiempo para que aquel pelirosa fuera vestido, perfumado, calzado y hasta ¿Maquillado? De no ser porque ahora otra sirvienta lo ayudo andar no habría podido ni pararse. Finalmente le cubrieron la cabeza con un velo blanco y fue llevado directamente a un salón de reunión. Tan solo en el lugar habían alrededor de unas 25 personas entre ellas un niño de no mas de 11, que al igual que el llevaba un velo, solo que este era negro.

***

Cuando menos pensó ya hacía al lado del otro niño, y por lo poco que percibía tras el velo del pelirosa eran el centro de atención.
Todo ocurría tan rápido frente a él, sin duda una experiencia con cierto trauma.

El ambiente era tenso, pero había cierto ruido por la charla de los adultos presentes.

El menor de ojos ámbar por unos segundos intento levantar la tela sedosa para ver un poco, sin embargo unas suaves y gentiles manos lo detuvieron.
No dijo ni una sola palabra. Basto con sujetar el agarré, como si supiera que el más pequeño estaba ansioso y en un intento por tranquilizarlo solo hizo aquel gesto.

Luego de un tiempo una pequeña ceremonia dio inicio. Ambos fueron cubiertos por un lazo de oro y plata. Se les sirvió dentro de una copa.
Con el ritual ya casi terminado se les pidió...

— Con este lazo hecho de metal precioso estarán atados. Con esta copa beberán del cuerpo de ambos y...

Hablo quien guiaba la ceremonia, mientras el mayor retiraba su velo, exponiendo su tez pálida, cabello y pestañas blancas y esos profundos, abismales y penetrantes ojos azules, para luego quitar el del mas chico.

— Con esta unión pura, no habrá nada que destruya su futuro.

Una vez terminado lo dicho, se esperaba que el mayor bebiera de la copa primero, pero estaba embelesado por el pelirosa, quien aun tenía algunas lágrimas decorando tiernamente su mirada decaída. No fue hasta que recibió la copa con ayuda del aclamador que salio del trance. Bebió de la copa percibiendo el sabor de hierbas diferentes y el alcohol que fermentaba la bebida.

— Muy bien, ahora...

Esperando que el menor bebiera igual acercó la copa, pero este estaba cohibido y asustado. Para los presentes era algo inaceptable, que podría ser inclusive una cláusula quebrantada. Para el peliblanco una piedrecilla en el camino. No tardo en beber de nuevo y sujetar el mentón del pelirosa para unir sus labios sin aviso, forzando un poco la entrada de aquel líquido. Pudo notar como el mas chico frunció el ceño por el mal sabor, tragando por completo, logrando separarse para tomar una bocanada de aire.
El mayor solo pudo saborear y relamerse los labios sin dejar de sonreír.

— Puede besar a la novia...

Dijo casi en un susurro por lo ocurrido.
Aunque fue todo caótico el final del ritual, sin duda ya estaba sellado el contrató y no había manera de romperse a estas alturas.




||

Wenas chicos, espero les guste la primera parte. La hice en la noche a las 2:30 de la madrugada jajajaja

Mi pobre bb Yuuji sufre mucho jajaja espero comenten y dejen estrellitas para seguir con el trabajo. No se desesperen que de verdad va haber cosas Zabrotzas ❤️

Lin~

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora