Grieta

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¿Habría mejor ambiente si hubiese aceptado las citas previas para desposar a su pequeña e indefensa pareja? Si tan solo no hubiese sido tan egocéntrico habría educado al pelirosa y ahora mismo le estaría dando una muy buena mamada. De solo imaginar eso aquel falo viril se endureció aun más.
Sus manos se deslizaron hasta sus piernas y con habilidad las alzo un poco, terminando por despojar cualquier prenda de si mismo alejandolas, posicionándose correctamente entre las piernas del menor, separando con sus manos ambas piernas mientras se relamia los labios. Jamas había sentido tal frustración y desesperación, le estaba volviendo loco.
El ojiazul acerco su pene a inicios de la cavidad baja para rozar con insistencia midiendo quizá un poco. Era sumamente pequeño, juraba mentalmente que se contendría. Una vez cansado y con justa precisión llevo uno de sus dedos para empezar a estimularlo, necesitaba prepararlo aunque sea un poco. Observaba el rostro de aquel tierno melocotón ruborizado e inconsciente. Introdujo aun mas aquel dedo, percibiendo como este era apretado, paseándolo con lujuria para encontrar aquel punto sin percatarse que su contrario empezaba a despertar pero con la embriaguez de las feromonas. Al ser aun pequeño no había forma que entendiera nada de lo ocurrido, ni si quiera el porque se sentía fuera de sí. Su cuerpo cosquilleaba y a lo lejos percibía el tacto caliente de algo más.

El peliblanco se dio cuenta de su pareja una vez escuchado ligeros gimoteos causando una sensación de excitación. Una vez teniendo dilatada la entrada realizó un poco de presión en la orilla yendo de forma lenta a adentrarse en el interior de Yuuji. Soltó un par de gruñidos al darse cuenta que las paredes internas lo abrazaban con firmeza y la reacción del mas joven fue soltar gemidos por el dolor que le cuasaba, arqueandose, llevando su cabeza hacia atrás.
El mayor no quería ultrajarlo con tanto auge, pero no le dejaba otra alternativa tras sentir como este quería soltarse del agarre y alejarse.

— Yuuji...

Soltó entre jadeos roncos mientras persistía la introducción de aquel miembro que palpitaba por la desbordante sensación de un mar de feromonas y deseó de tomar a su destinado. El pelirosado termino por angarruñarse ligeramente al no tener salida, sus ojos estaban brillosos por las lagrimas que se juntaban.
Una vez dentro por completo, dejando un pequeño tramo del falo de fuera, en ese pequeño espacio que lo apretaba como si quisiera exprimirlo hasta dejarlo seco cosa que lo estaba molestando, por lo que se detuvo hasta que el menor se relajará, y aunque así fue en un principio aun era muy pequeño, era obvió que no habría mucha diferencia al momento. Comenzó a sentir algo resbalar entre las piernas, algo color carmesí mezclado con aquel lubricante natural. Era totalmente suyo y nadie ni nada se lo podría arrebatar... Le pertenecía.

— Nii... San... D-duele.

Hablo con suavidad y sollozos entrecortandosele las palabras.

— Shh... Lo sé... Prometo cuidar bien de ti.

— Pero... Duele mucho...

El peliblanco se acerco a el para unir sus labios con los de el. Esperando que esto le distrajera un poco del dolor que no sesaba. El pequeño no sabia que hacer, solo sentía como la lengua del contrario lo dominaba.
El ojiazul inicio movimientos sutiles, mientras tenia sumiso a su pareja, una pequeña estocada para abrirse paso cada que podía, causándole un dolor agudo al ojimiel que estaba suplicante ante su apresador. El mayor no paraba de moverse, sintiendo los ligeros rasguños que dejaba su pareja sobre él, era sumamente lindo a su ver. Su miembro no dejaba de agrandarse, estaba sumamente rígido. Soltaba cada tanto aquel liquido espeso preseminal que ayudaba casi nada a que resbalara el pene del Alfa.

Cada vez mas sus embestidas eran mas fuertes y rápidas. Era delicioso estar dentro del pelirosa, dejaba al contrario con mas ganas de seguir aumentando cada estocada, a tal punto de ir perdiendo el juicio... El pobre pequeño imploraba porque el mayor lo dejará y ya no le hiciera daño, pero algo que parecía haber golpeado sus fosas nasales lo dejo en un estado casi de transe. El aroma del alfa era prominentemente aterrador, por algo pertenecía a una categoría nunca antes vista, tal clasificación era Ultra Dominante. Podía dejar a cualquier rival con los mejores genes deplorable, y a cualquier posible pareja en un estado de shock. Era impresionante que aquel pequeño no estuviera ya inconsciente... O en el peor de los casos...

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2024 ⏰

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