20. Fiesta estúpida

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Había pasado unos días, y después de todo habíamos logrado acabar la estúpida gira. Sinceramente, me alegraba demasiado porque no podía aguantarlo más, era tan abrumador, leer los discursos de que Effie nos escribía, al igual que era demasiado difícil hacer una buena cara cuando lo único que queríamos tanto Peeta como yo, era largarnos de ahí de inmediato.

Me desperté sobresaltada, de una de mis tantas pesadillas, dándome cuenta del grito que había hecho estaba segura de que había levantado a varios, pero esperaba que no fuera así.

De pronto Peeta entró preocupado a verme.

—¿Estás bien? —se acercó a mí y negué.

—Otra de mis pesadillas, perdóname —susurré y él negó sentándose en mi cama.

—Tranquila, yo también las tengo. Intenta dormir un poco más —asentí y él me dio un beso en la frente para levantarse e irse a su habitación, pero justo cuando iba a salir lo llamé, no quería que se fuera de mi lado.

—Peeta —él se giró a verme.

—¿Sí?

—¿Te quedas conmigo? —él asintió acercándose de nuevo hacia mí.

—Claro —se acostó a mi lado y me abrazó pegándome más hacia él—, Siempre —le escuché decir antes de caer dormida.

Todo esto era demasiado para mí después de todo.

Nadie se creía esto, y estaba segura de que tampoco se lo creía Snow, estaba aterrada por mi familia, por Peeta, Effie, Cinna y Haymitch. No quería que nada malo les pasara a ninguno de ellos.

—Snow nos vigila, si quiere que calméis a los distritos, os aseguro que no estará contento. En vez de demostrar lo verdaderamente enamorados que estáis, parece que estáis recitando el manual de una taladradora —noté como Peeta me tomaba de la mano delicadamente, dándole un pequeño apretón.

—Intenta leer lo que nos escribe Effie —Peeta tenía razón, al igual que Haymitch, estaba segura de que Snow no estaba para nada contento con todo esto.

—Eso díselo al presidente Snow dentro de dos días.

—Aceptamos sugerencias —y de pronto una idea muy loca se me ocurrió. Tal vez éramos muy jóvenes para todo esto, pero podría ayudarnos un poco.

—Podríamos casarnos —los dos me miraron sorprendidos.

—No tiene gracia —habló Haymitch dando un sorbo de su bebida.

Tal vez, pero era una buena opción, además, Peeta y yo nos amábamos y tal vez con esto podría protegerlos todavía más.

—No estos bromeando, igualmente pasará, además, podría ayudarnos un poco y protegernos ante lo que pueda pasar —miré a Peeta—. Sé que somos jóvenes, pero me amas y yo te amo a ti, así que podríamos hacerlo.

Él se limitó a asentir, estaba segura de que no se lo había esperado, ni siquiera Haymitch.

—No dejaría a nadie indiferente, desde luego —volví a mirar a Haymitch que tenía una pequeña sonrisa asintiendo. Cuando quería yo también podía dar buenas ideas.

Así que Peeta aceptó y preparamos todo para dar la noticia cuando estuviéramos por fin en el Capitolio.

Me miré en el espejo, cuanto odiaba los vestidos. ¿Por qué debía ponérmelos? Prefería mil veces ponerme un pijama antes de ponerme este dichoso vestido.

Never Let Me Go ||Peeta Mellark|| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora