¡Todo por amor!

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DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Tatsuya Endo. Este fic va dedicado para Juu.

[...]

No era novedad que Franky siguiera soltero hasta la fecha. Aquel hombre poseía un imán para las citas fallidas y en más de una ocasión, Loid tuvo que oír sus lamentos sobre su mala suerte y el «poco atractivo» que decía tener; aunque en el fondo, el espía de Westalis admiraba su coraje. No cualquier hombre arriesgaba la paz de su corazón en vano y contra todo pronóstico, el informante salía airoso de sus derrotas, quizás con la esperanza de que sus ensayos y errores en el amor finalmente se vieran recompensados.

Forger suspiró: Franky merecía ser feliz y estaba seguro de que tarde o temprano, la mujer correcta llegaría a su vida... pero hasta que eso sucediera, solo podía ofrecerle su hombro para llorar como las otras veces.

─¡Un vino borgoña, por favor! ─pidió Ricitos─ ¡El más caro que tengas!

─¿Y eso? ─preguntó Loid, intrigado por su repentina efusividad─ Apenas terminaste los tres cócteles de manzana de hace rato.

─Se me antoja beber algo fino, ¿o acaso no puedo celebrar?

─«Lo que temía: el rechazo lo enloqueció» ─tomó un poco de whisky─. Pues... no veo por qué no.

─¡Excelente! ─le dio una palmada tan fuerte en la espalda que hizo que escupiera su trago─ ¡Otro vaso para mi buen amigo Forger!

─M-mierda ... ─apenas habló, sin aliento por la tos─ ¿q-qué rayos te pasa?

─Vamos, Loid, no seas aguafiestas ─desestimó lo ocurrido─. Te pedí que vinieras porque quería contarte algo muy importante.

─Para que me llames un jueves por la tarde, tiene que serlo.

─¡Por supuesto! ─recibió el vino del camarero y sirvió más cantidad de lo normal en dos copas, al son de una risa tonta y malévola─ Pero antes, prométeme que no te burlarás de mí ni harás muecas raras, ni tampoco me darás tus típicos sermones de «Eso te pasa por no escucharme».

─Interpreta mi silencio ─brindó con la copa que le dio su camarada─. Bueno, ¿de qué se trata?

Franky se sonrojó un poco, no supo si por el alcohol o por la anticipación de la noticia, y aquel gesto incrementó la preocupación de Loid: solo lo había visto así de contento una vez en su vida, cuando congenió con la cantante Alessa Balzer.

─¡Al fin tengo una novia! ─anunció a toda voz, asustando a todos los que estaban en el bar─ La conocí hace un mes y luego de tratar bastante con ella, le propuse salir a cenar y bailar... ¿y adivina qué? ¡Me dijo que sí!

─¿Novia? ─parpadeó, en shock─ ¿C-co-cómo? ¿Cuándo, dónde, por qué?

─Ya te contaré los detalles, ¡pero desde hoy, dejaré de ser un maldito solterón! ─presumió─ ¿Creerás que me regaló rosas amarillas la otra semana?

─¿Rosas amarillas? ¡¿A ti?! ─procesó cada detalle.

─¡Siii! ─chilló sin importarle su desconcierto y tomó su bebida de golpe─ Ella es tan dulce conmigo, tengo que darle algo muy especial...

─Franky, te estás apresurando ─frenó su optimismo.

─Lo dice quien se casó en menos de una semana ─se sirvió más vino.

─Eso fue diferente ─se ruborizó─. Además, un mes es muy poco tiempo.

─No cuando se quiere de verdad.

─¿Y si no resulta? ─sonó inquieto.

─Qué dramático eres, Loid ─se burló─. Mejor di que te preocupas por mí.

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