Lo miré fijamente. Y luego miré a Jesús. ¡Eran iguales!
-¿Padre Oviedo?
Jesús me miró totalmente confundido.
-¿Cómo que padre Oviedo? ¿os conocéis?
-Tu eres Helena, ¿la hermana Helena?
Mi cara en aquellos instantes podía confundirse fácilmente con la de un tomate.
-¿NO JODAS QUE ERES MONJA?
-No, ¡JODER NO! Hazme el favor de salir de la habitación, y así me cambio, ¿quieres?
El Padre Oviedo, llamado Dani por lo visto, salió de la habitación.
-¿Por qué no me habías dicho que eras monja?
Rodeé los ojos y bufé.
-No era monja, no lo soy y NUNCA lo seré.
Dije poniéndome la ropa interior.
-Ayer mi madre me encerró en un convento, por obligación obviamente.
Miraba mi cuerpo con deseo, no se había quedado satisfecho al parecer.
-¿Tu crees que estos senos y esto culo?
Señale mis partes y luego reí. Él se quedó embobado.
-Sinceramente, no. Demasiado buena en la cama para ser monja...
Se acercó a mí arrinconándome en la pared. Sólo llevaba puestos los calzoncillos.
-Una fiera diría yo.
Sus fibrosas abdominales chocaron con mis pechos, los cuáles el admiraba con lujuría de manosearlos o hacer cualquier otra cosa a su semejanza. Me besó lentamente. De repente sentí una erección en mi feminidad. Su miembro se estaba empinando, era tanta su empalmación como de largo el monte Everest.
-Escapate conmigo...
Agarró mi culo y comenzó a hacerme chupones en el cuello.
-El viernes que viene, pásame a buscar. Pero, esta vez quiero recordar esa noche.
Levantó una ceja, dándo a entender su descomprensión.
-No recuerdo nada de lo que hicimos ayer.
Puse morritos.
-Te follaría una y otra vez.
Se quiso avalanzar a besarme, pero le hice la cobra. Y comencé a vestirme.
[...]
Nuevamente salimos rumbo al convento. Que desgracia mi vida.
-¿Por qué eres cura, siendo tan joven?
Rompí el inquietante silencio.
-Decidí serlo.
Respondió seco.
-Tiene que haber un por qué.
Me miró seriamente.
-No lo hay. Quise ser cura en vez de doctor o seguir cualquier otra profesión.
Encendí un cigarrillo y aspiré.
-Pero si no tienes ni 20 años. Podrías ser hasta modelo, compraría tus perfumes desde luego.
Lo miré pícaramente.
-Eres todo lo contrario a Jesús.
Rió.
-Dicen que siempre hay un gemelo bueno, y uno malo.
Encogió los hombros.
-Cierto. Tu debes ser el malo.
Alzó las cejas.
-¿Por?
-Jesús es bueno en la cama, y tu eres malo. Por eso te hiciste cura.
-Eso es mentira.
Le temblaba la voz.
-No, es verdad y lo sabes.
Le golpeé com el codo.
-Soy mas bueno de lo que crees.
-¿Ah sí?
Asintió.
-¿cómo lo sabes? un cura tiene que ser virgen...
Se quedó atónito.
-¿No dices nada?
Seguía pasmado.
-Já. TE PILLÉ.
Dije saltando y sacándole la lengua.
-EL PADRE OVIEDO NO ES VIR...
Me tapó la boca.
-¡Te pueden escuchar!
Me susurró entre gritos.
-Me da igual. EL PADRE OVIE...
-¡CALLA!
Volvió a repetir el gesto.
-¿Mira hacemos un trato quieres?
Me miró con desconfianza.
-Yo no digo nada si tu...
Dije dando una ligera pausa.
-¿Si yo qué?
-Si tu me besas, con lengua.
Sonreí como una niña pequeña.
-Oh no. Ni loco.
Siguió caminando hasta que le agarré el brazo.
-Oh, en ese caso...tendré que decirle a todo el mundo que el querídisimo padre Oviedo no es vir...
Me calló dandome un sabroso beso. Oh Dios ese beso era tan ASDFGHJKL.
-No diré nada.
Iba a seguirle besando cuando una vieja gorda vino. La madre Dolores.
-Oh sí, si que dirás algo. Me debes una tremenda explicación.
Heey bebés, ¿os está gustando? Próximo capítulo H O T.
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Padre Oviedo
Fanfiction-Mamá, no sé por qué te empeñas tanto. No voy a ser monja, ¿te cabe? Sacó un cigarrillo del paquete y lo encendió, con la ayuda del mechero. -Hija, es por tu bien. Me lo agradecerás. Rodeó los ojos mientras sacudía suavemente el cigarrillo. -Solo qu...