Día 3: Post-San Valentín

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Desde que lo vio por primera vez en el club de fútbol de su escuela, se sintió cautivado por su belleza. Rin, el hermano menor del capitán, era alguien muy difícil de tratar, pero tenía su encanto, el cual poco a poco enamoró a Isagi.

Se podían mantener conversaciones con él, pero la mayor parte del tiempo Rin prefería no hablar. Con la única persona con la que hablaba más era Isagi, pero eso jamás lo hizo sospechar de que aquello fuera porque el de menor edad tenía sentimientos por él. Fue por eso mismo que su confesión en San Valentín lo tomó por total sorpresa.

Isagi regresó a casa sintiéndose frustrado, no había podido darle una respuesta a Rin, ni siquiera había podido decir cualquier cosa. Abrió la caja de corazón que contenía los chocolates preparados por Rin, sacó uno para probarlo y se sorprendió del buen sabor que tenía, podía sentirse en la textura del dulce que había usado ingredientes de buena calidad.

«Porque me gustas, idiota tibio». La confesión de Rin no dejaba de dar vueltas en su cabeza. Era correspondido, Rin se le había declarado, pero ambos eran unos idiotas para esas cosas.

No pudo evitar imaginar un escenario en el que Rin no huía y le daba su respuesta correspondiente. Si las cosas hubieran sido de ese modo, Isagi no estaría fantaseando solo en aquel momento, con miedo de que Rin pensara que no sentía lo mismo por él. Necesitaba darle su respuesta, decirle que también le gustaba.

Se durmió pensando en la mejor manera de poder decirle a Rin sus sentimientos, sin que este huyera al intentar acercarse. Fue así como llegó el día después de San Valentín.

Rin había logrado dormir muy poco, debido al arrepentimiento de sus acciones, tanto de haberse confesado como de haber huido sin escuchar una respuesta de Isagi. Tenía tanto miedo de enfrentarlo, no quería ser rechazado, pero no podría ignorar por siempre a Isagi.

—¿Viste la cancha de fútbol?
—Sí, qué romántico.

Una conversación llamó la atención de Rin mientras caminaba, dándose cuenta de que un tumulto de personas se encontraba cerca de las ventanas, mirando hacia algo. Se acercó para saciar su curiosidad y casi se fue de espaldas al ver lo que había.

"Tú también me gustas, idiota tibio".

Escrito con pintura blanca sobre la cancha de fútbol, la respuesta a su confesión de San Valentín estaba frente a sus ojos.

De inmediato, comenzó a correr rumbo a la cancha de fútbol; al llegar allá se acercó al lugar donde había entregado los chocolates a Isagi, el cual lo esperaba allí mismo.

—Isagi... —En cuanto lo vio detuvo su paso, sintiéndose un poco agitado.
—No pude agradecerte ayer por los chocolates, estuvieron muy ricos.
—Oye...
—Muchas gracias, Rin. Tú también me gustas, idiota tibio. —El nombrado se sonrojó y lo miró con nerviosismo.
—¿A quién llamas idiota tibio? —Isagi soltó una risita y se acercó lentamente a Rin, quedando frente a frente.
—Tú lo dijiste primero.
—Idiota...

Isagi tomó el rostro de Rin y lo acercó al suyo para darle un beso en los labios. Un primer beso para ambos.

La confesión de San Valentín de Rin había sido un éxito, la cual logró que pudiera iniciar una relación amorosa con Isagi.

💘

Muchas gracias por leer.

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