Día 2: San Valentín

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San Valentín llegó y los nervios de Rin estaban acabando con la estabilidad de su cuerpo, aunque eso jamás sería visible para sus compañeros de clases, los cuales estaban muy entusiasmados. En cuanto tocó el primer receso, Rin salió a paso rápido de su salón, evitando a algunas chicas que tenían claras intenciones de acercarse a él.

Rin caminó por el pasillo, por el cual vio a muchas chicas con chocolates en sus manos, buscando a quienes se los regalarían. Llegó hasta el área perteneciente a los de segundo año, donde comenzó a buscar con la mirada a Isagi.

—¡Isagi! —La voz de Bachira resonó con fuerza, mientras corría hacia él con un chocolate en sus manos.

El pecho de Rin se contrajo con una punzada, de inmediato su cuerpo se movió de regreso a su salón de clases, no quería presenciar lo que sabía que pasaría. Había perdido su oportunidad de ser el primero en regalarle chocolates a Isagi.

—¡Mira, Isagi! —exclamó Bachira—. Otoya-senpai se me declaró y me dio estos chocolates, me pidió salir.
—¿Qué? ¿Pero él no era 100% heterosexual? —preguntó Isagi, con mucha sorpresa.
—Lo conquisté con mis encantos.
—¿Y qué respondiste?
—Que lo voy a pensar.

Bachira e Isagi se fueron con el nuevo tema de conversación a Chigiri, el cual se encontraba abrazando una caja con chocolates, la cual no sabía cómo entregar a su novio Kunigami.

Mientras tanto, Rin se encontraba deprimido en su salón, con el rostro pegado en la mesa; con aquel estado podía espantar a cualquiera que quisiera acercarse.

—¡Rin! —Nanase era su única amiga en su salón de clases.
—¿Qué quieres? —El nombrado la miró con desinterés.
—Te traje estos chocolates, son de compromiso, así que puedes aceptarlos.
—¿De compromiso?
—Son chocolates que les puedes dar a tus conocidos varones en San Valentín.

Rin pensó en Bachira corriendo hacia Isagi y la ilusión de que esos chocolates fueran por esa razón se apoderó de su mente. Aceptó los chocolates de Nanase y se entusiasmó en esperar el siguiente receso.

Para el segundo receso, Isagi y Bachira acompañaron a Chigiri a entregar sus chocolates a Kunigami. En cuanto la parejita quedó junta y abrazada, los dos amigos comenzaron a alejarse para darles su tiempo y espacio.

—Iré al baño —avisó Bachira.

Isagi se quedó quieto en el pasillo, esperando el regreso de su amigo, cuando dos chicas de su mismo grado pero de otra clase se acercaron. Nagi y Reo eran sus amigas desde la secundaria, las cuales eran novias.

—Te estabamos buscando, Isagi —mencionó Reo.
—Chicas...
—Esto es para ti. —Reo le entregó una pequeña caja de chocolate—. Entregale el tuyo, tesoro.
—¿Por qué tenemos que darle chocolate por obligación? —reclamó Nagi.
—Son de compromiso —corrigió.
—Yo solo quiero los chocolates de Reo para mí. —A pesar de su reclamo, le entregó otra caja de chocolates a Isagi.

Rin, quien desde que había empezado el receso se puso a buscar a Isagi, se encontró con la escena de dos chicas bonitas regalándole chocolates a Isagi. Trató de convencerse de que eran de compromiso, pero aun así no pudo evitar sobrepensar y preocuparse.

—Muchas gracias, Reo, Nagi. —La voz contenta de Isagi y su sonrisa provocaron que Rin volviera a huir hacia su salón de clases.

Bachira salió del baño, encontrándose con la presencia de las chicas, las cuales también le dieron chocolates por compromiso.

Rin regresó a su salón de clases, donde se sentó de mala gana en su puesto, soltando un gran suspiro.

—¿Estás bien? —preguntó Niko, uno de sus compañeros de clases con el cual no hablaba mucho, pero guardaban cordialidad.
—Odio San Valentín.
—Oh... —Niko no supo bien qué decir, debajo de sus manos se encontraba una caja de chocolates que había recibido de una chica que le gustaba—. Vino tu hermano a buscarte, me pidió que te avisara que lo esperes para la hora de almuerzo.

Rin soltó un nuevo suspiro, tratando de botar algo de su frustración que se apoderaba de él por completo.

Cuando llegó la hora de almuerzo, Sae llegó hasta el salón de su hermano menor, al verlo supo de inmediato que Rin seguía sin entregar los chocolates.

—Y yo que venía a que me contaras cómo te fue —reclamó Sae.
—Como si fuera a contarte —contestó Rin, con enojo.
—¿Por qué aún no se los entregas? —Rin miró hacia otro lado, ignorando su pregunta–. De seguro viste que más personas le dieron chocolates y te pusiste celoso. —Rin dio un salto con lo escuchado.
—¡No me puse celoso!
—No te pongas celoso, lo más probable es que le hayan dado chocolates por compromiso.
—Vi a su mejor amigo y a dos chicas darle chocolates.
—A su mejor amigo se le declaró Otoya de la clase 4.
—¿Eh? ¿El heterosexual?
—Y las dos chicas de seguro sean Nagi y Reo de la clase 1. ¿Una de ellas era una chica peliblanca muy alta con apariencia de perezoso?
—Sí...
—Son sus amigas.
—¿Y cómo saber si no se le declararon?
—Son lesbianas. —Rin se quedó en shock ante lo escuchado, iba a decir algo más, pero Sae lo interrumpió—. Y son pareja desde la secundaria, Isagi ayudó a que Nagi se declarara.
—¿Cómo sabes tanto?
—Soy el capitán de club de fútbol masculino y Reo es la vicepresidenta del femenino.
—Ah...

Un silencio incómodo se apoderó entre los dos hermanos, hasta que Sae botó un suspiró y miró a Rin.

—Déjate de estupideces y ve a entregarle eso a Isagi.
—No me digas qué hacer —reclamó Rin, aun así tomó la caja de chocolates y se levantó de su asiento para marcharse.

Caminó a paso rápido por los pasillos de la escuela, rumbo a la cafetería donde no lo encontró. Siguió buscando, hasta que dio con él cerca de la cancha de fútbol de la escuela, donde estaba tomando agua.

—Isagi... —El llamado miró con sorpresa al recién llegado.
—¿Rin?
—Quiero hablar contigo.

Las manos de Rin tiritaban un poco, su rostro poco a poco comenzó a ponerse rojo. Isagi miró con confusión a Rin, el cual se acercó con lentitud y levantó la caja de chocolates frente a él.

—Toma —mencionó con frustración, al notar que Isagi no tomaba la caja.
—¿Y esto? —Isagi tomó la caja, mirándola con delicadeza.
—Pues son chocolates.
—¿Y por qué me los pasas?

Isagi estaba muy confundido, no podía creer que Rin le estuviera dando chocolates, así que prefería mejor preguntar, para evitar malentendidos.

—Son para ti. —La voz de Rin sonó agresiva, lo cual hizo que Isagi pegara un pequeño salto.
—¿Para mí? —De verdad Isagi no podía creerlo, mientras que Rin se estaba hartando de la paciencia, aunque todo era su culpa por no ser más claro—. ¿Por qué? —Aquella pregunta fue la gota que derramó el vaso.
—¡Porque me gustas, idiota tibio! ¿Por qué otra razón te daría chocolates?

Isagi se sobresaltó y sonrojó al escucharlo, Rin lo miró con confusión hasta que fue consciente de lo que había dicho, su rostro comenzó a deformarse de la impresión.

—Y-yo... —No fue capaz de enfrentar la situación y decidió huir corriendo del lugar.
—¡¿Rin?! ¡Espera, Rin! —A pesar de su llamado, Rin se desapareció de su campo de visión—. Rin... —Isagi miró lo bonita que era la caja de chocolates, sintiendo su corazón palpitar acelerado.

Su confesión había sido un desastre, pero al menos había logrado entregar sus chocolates, aunque eso no lo hacía sentir mejor. Después de clases, Rin solo pudo marcharse a su hogar y encerrarse en su habitación, tratando de procesar todo lo había sucedido en San Valentín.

Blue Lock Valentine's Days Donde viven las historias. Descúbrelo ahora