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—Gracias por recibirme, Parker.

La pelinegra, en el marco de la puerta principal, jugaba con el collar de corazón perlado que traía, atraída por la curiosa casa del pelinegro.

—No fue nada, Katy, pasa.

Ella entró tal y como se le fue solicitado por Parker, pasó sus pupilas curiosas por el lugar, era algo oscuro, pero como era de día la luz no era completamente necesaria, además de que la luz del sol asomada por los azulejos semitransparentes de la puerta y las ventanas que rodeaban estas.
Notó la casa un poco vacía, como si hubieran hecho espacio a propósito, asumió que quizá estaba en plena remodelación o se mudarían del lugar. Notó que tampoco había fotos, solo una pequeña en un esquinero de Chester y Parker el día que se habían casado, ambos abrazados y Chester besando la mejilla del pelinegeo mientras sostenían entre los dos el papel que los declaraba legalmente casados, aparte de ese esquinero, el sofá, la alfombra y la mesa que se veía desde la sala por la puerta de la cocina, diría que nada más era parte del hogar en el que estaba.
Le pareció inquietante la primera estancia, pero no debía juzgar si no era su casa, eso le había enseñado su madre.

Miró de nuevo a la única foto del lugar y se acercó a tomarla y verla mejor, ambos iban de traje y era un tribunal común y corriente, no parecía haber nadie más en la foto o en el tribunal.

—Te debo una disculpa, Parker, sobre el otro día… Debí ser más conprensiva con ustedes sobre su matrimonio.

Ella se dió la vuelta a verlo, pero le sorprendió que él ya estaba a su lado, la asustó un momento pues Parker no estaba en su mejor apariencia, no se ha afeitado en un tiempo, y se ve extremadamente cansado, sus ojos no brillan y está notablemente desgastado.
Katy lo notó apenas estuvo en la puerta de la casa y supo de inmediato que Parker no le hablaría al respecto.

—Claro… Me disculpo también por como lo tomé —Dijo, y la miró con una falsa pero baja sonrisa— Estaba pensando en que quizás tenías razón.

Ella se sorprendió, y, ¿a quién le mentiría? Se emocionó un poco por la posibilidad de lo que diría Parker después.
Pero calmó su sonrisa y continúo jugando con su collar de perlas rosas, sobre todo con la que estaba en forma de corazón en medio de todas.

—Quizás me casé con él solo por ser mejor amigo y me hacía falta una novia.

Él se acercó a ella y la tendría en contra del esquinero, ella se sonrojaba mientras sentía aquel momento como el de las películas románticas que tanto le gustaban.

—Ese es un lindo collar de perlas.

—Fue un regalo de mi padre… —De pronto, tal y como su corazón lo pedía, tomó la mano de Parker— Y ya que necesitas una novia… Quizás puedas probar suerte conmigo en tu habitación.

Miró la sonrisa de Parker hacerse más grande, ella no pudo evitar sentir culpa al ver de nuevo la foto, puesto que aún la sostenía con su mano derecha y se notaba que Chester amaba a Parker, pero eso no es algo que le incumba a ella.

Lo jaló al pasillo.

—Segunda puerta a la derecha.

Dijo el pelinegro al estar en el pasillo y la guió, Katy notó la oscuridad en el pasillo, pero no se limitó a pensar, la inquietaba, pero su calentura era mayor y su emoción por hacer lo que quizo desde que conoció al pelinegro la cegaban de la atmósfera que la rodeaba, para ella era una oscuridad romántica.
Parker le abrió la puerta para ella y esperó a que pasara, ella entró gustosa.
La habitación era oscura, oscura como si un manto negro escondiera el interior a propósito.
En cuanto su vista se acostumbró a la oscuridad del cuarto, le pareció notarlo casi vacío excepto por una cama individual al fondo, lo que era raro considerando que ahí vivía una pareja casada.

The Lovely Life of Luxury [Parker x Chester]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora