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"Maldita lluvia"

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Me gustas. Y mucho.

Las palabras hacían eco en la mente de Donghyuck, que se había quedado tieso y sentía que su corazón estaba al borde de abandonar su pecho, el aire de sus pulmones se había evaporado y su mente también se había paralizado, incapaz de seguir funcionando. Todo en él era un caos en ese momento. Su mano tembló y el yogurt casi estallado contra el suelo.

— Te vas a quedar ahí o qué?

— ¿Ah...?

Mark se lo quedó mirando y arrebató el yogurt de sus manos, bebiéndoselo de un trago y pasando luego la lengua entre sus labios. Como notó que su criado aún seguia en un "estúpido shock" que él no comprendía, lo jaló violentamente del brazo y lo metió de un golpazo al enorme local, lanzando la botella de yogurt en una cesta vacía.

Después de dos minutos, ambos salían por donde habían ingresado. Donghyuck llevaba dos enormes bolsas pesadas sobre sus delgados brazos y Mark tecleaba en su celular.

— Mierda, creo que va a llover.

— Pero si hace mucho sol... — musitó el menor, aún sin atreverse a mirarlo a los ojos.

— Acá dice que lloverá.

El atractivo muchacho le planto la pantalla de su celular sobre su enrojecido rostro y el menor solo sonrió un tanto, mientras asentía con la cabeza y desviaba la mirada. Las bolsas estaban a punto de caerse de sus brazos al ser tan pesadas, pero aun así, continuó caminando.

— Pediré el celular por internet, estas tiendas del demonio no saben ni vender.

— Sí, es mejor eso... así ya no pierdes el tiempo viniendo acá como hoy.

— Contigo nunca se pierde el tiempo, precioso, eres tan divertido.

Mark quiso soltar una carcajada, pero la boca se le secó al ver dos imágenes familiares caminando hacia su lado.

Mierda, mierda, mierda.

Eran Jaemin y Yangyang, ¡¿Qué carajos hacían ellos ahí?! Se ajustó las gafas sobre los ojos y aceleró sus pasos, aunque era demasiado tarde; los malditos ojos de Yangyang lo estaban mirando y ahora abría los labios con sorpresa, llamándole.

Oh, mierda.

Toma a Donghyuck del brazo y lo arrastro hacia el lado contrario con brusquedad y rapidez. El menor casi tropezó con todas las bolsas, aunque no logró caer, porque la mano de Mark alrededor de su antebrazo ni siquiera le dio tiempo para eso.

— ¿Qué sucede?

— Vámonos por otro camino — Mark miro hacia ambos lados y luego hacia él.

— ¿Por qué ...?

— Porque se me antojó salir por el otro lado.

Cuando estuvieron en el estacionamiento, lo soltó y exhaló, pasándose una mano por su cabeza, mientras lo miraba y elevaba una ceja. Había estado cerca de que lo alcancen .

𝐼𝑛𝑜𝑐𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑝𝑎𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 ➭ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora