Capítulo 5.- Mentes intoxicadas.

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Hoy es 15 de noviembre.

Han pasado quince días desde mi cumpleaños.

La señora Norelle (aunque pareciera increíble) no se dio cuenta jamás de lo sucedido en el bosque. Y así seguirían las cosas.

Pero ya nadie pensaba en eso.
A nadie le importaba lo rara e increíblemente cansada que había sido esa noche, además de larga.
A nadie le entraban dudas o preguntas acerca del rayo que cayó en ese bosque ni de cómo fue que se perdió ahí Shawn.

Todos tenían sus mentes ocupadas en un asunto más importante.

El asunto sobre la desaparición de Hannah.

La noche de mi cumpleaños ella no llegó a dormir, ni a la siguiente, ni a la que siguió de esa.
La casa era un completo desastre. Había sido registrada de arriba hacia abajo y viceversa por la señora Norelle y Nathalie.

No había ni un solo rastro de ella. Incluso el bosque había sido escaneado, aunque no lo suficiente como para llegar a las afueras del área. Todos en la casa queríamos ayudar, pero solo nos permitieron buscar dentro de la casa. En el bosque no.

"Eso es ridículo, ¿cómo van a ir a buscarla una señora y una anciana?, no van a encontrar nada y no van a recorrer ni la mitad que nosotros". Había comentado Cameron al día siguiente de su desaparición.

En cierta parte, tenía razón, pero me sentía más segura de esa manera. No quería volver a salir al bosque. Con tan solo pensar que ese lagarto podría estar afuera me ponía los nervios de punta.

Y la verdad era que tampoco lo había visto dentro de la casa, como las otras veces.

-Vamos a desayunar, Madison, ¿vienes?-. Preguntó Emma.

-Sí, vamos-. Dije terminando de aplicar maquillaje sobre mi rostro.

- ¿Desde cuándo usas maquillaje?-. Preguntó Isa.

-Oh, desde siempre-.
-Sí, claro-. Contestó Isa con sarcasmo.

Si supiera que lo uso para no mostrar mis ojeras...

Mis sueños se habían hecho insoportables, cada vez eran peores. Y era justo por eso que pasaba la mayor parte de la noche sin dormir.
En mis sueños el lagarto se manifestaba y era tan real que podía sentir como me desgarraba la garganta... hasta que despertaba y comprobaba que ésta seguía cerrada.

Me sentía como una bomba de tiempo, que no tardaría en explotar.


Juntas bajamos las escaleras hasta el comedor de la casa, donde ya se encontraban todos reunidos.

Todos desayunaban, sólo eso. No hablaban ni hacían bromas. Lo cual era extraño.

-Buenos días niños-. Dije con un buen ánimo demasiado exagerado.

-Hola, Madison, hoy te ves muy bonita-. Habló Shawn rompiendo el silencio incómodo.

-Eh... gracias-.




(...)

Seguíamos desayunando en silencio.
Esto cada vez me frustraba más de lo que podía soportar.

Había un ambiente pesado sobre todos.

-Bien, ya no tengo hambre, me voy-. Saltó Bradley, algo molesto.

Llevó su plato a la cocina, lo lavó y después subió por las escaleras hacia su dormitorio.
Los chicos (todos menos Shawn) intercambiaron miradas.

-Ya termine, adiós-, Shawn dejo su plato en la mesa y salió hacia el patio. No había comido absolutamente nada.

-Este cabrón cada vez es más flojo-. Bromeó Cameron.

El mundo oculto (Shawn Mendes).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora