Por fuera aparentaba ser un lugar hermoso, tenía una espléndida arquitectura con una fachada al más puro estilo francés. Sin embargo, no era más que eso: una fachada, porque las apariencias engañan. Por dentro era un lugar donde la violencia y la muerte reinaban cada rincón. La Castañeda era las puertas al infierno, puesto que una vez que entrabas ahí, ya no salías, ni siquiera después de muerto.
Aquel manicomio, que al inicio tenía la misión de ser el mejor sanatorio mental del país, se había convertido en el sitio donde los "indeseables" de la sociedad iban a parar.
Si eras un retrasado, a La Castañeda.
Si ofendiste a alguien con influencia en las altas esferas, a La Castañeda.
No importaba si llegabas completamente sano, una vez dentro en el manicomio, terminabas destruido mental y físicamente.
De los doctores que había, la mayoría lo era a medias, no tenían el conocimiento necesario para tratar a los pacientes, los cuales habían rebasado ya el límite de la instalación. Pero aquello realmente no importaba, ahí dentro los médicos tenían la libertad de hacer lo que quisiesen con los pacientes, sin afrontar consecuencia alguna.
No obstante, donde haya oscuridad, una luz puede ser encendida.
Roberto se había recién graduado de la carrera de psiquiatría, y a pesar de las malas historias que salían de La Castañeda, decidió trabajar ahí. Pues en lugar de sentir miedo como todos los demás, sintió coraje, coraje de las injusticias que se me cometían ahí.
Fue así como, en contra de los deseos de su familia, mandó su solicitud para laborar ahí, la cual fue aceptada de inmediato. No hubo necesidad de una entrevista o algo parecido, lo cual le pareció extraño. Ignoró aquello, mientras más rápido pudiera trabajar, más rápido podría ayudar a las personas ahí dentro.
–Estás faltando a lo que te ordeno y eso no lo toleraré, Roberto –declaró el señor Cañedo, dando un manotazo en su escritorio.
–A ver, papá, yo ya soy un adulto y tengo derecho a trabajar donde se me dé la gana.
–Pero tienes potencial para más cosas, no te reduzcas a un vil lugar como ese. ¿Por qué no te vas al extranjero?
–Otra vez con lo mismo, ya te dije que no quiero y te vas a tener que aguantar –replicó Roberto, tomando el sobre que contenía la hoja de su solicitud aceptada.
–Está bien, pero nada más te arrepientes y no vengas a pedirme ayuda, ¿entendiste?
–Como si te fuera a necesitar.
Dicho esto, Roberto salió de la oficina de su padre, nada impresionado ante la actitud de este. Si desde el principio el señor Cañedo estaba un poco renuente a que su único hijo fuese psiquiatra, el hecho de que quisiera trabajar en el mentado manicomio fue la gota que derramó el vaso. Sin embargo, nada ni nadie iba a detener a Roberto, la decisión estaba tomada.
***
Cuando se dirigía a la entrada del edificio, se topó con unas largas escaleras que conducían a las puertas, las cuales estaban rodeadas por varios ventanales. Subió los escalones, encontrándose con dos guardias en la entrada, los cuales le preguntaron quién era y que necesitaba.
–Soy el nuevo psiquiatra aquí, el doctor Mario Moreno quiere hablar conmigo antes de que empiece a trabajar –explicó Roberto mientras paseaba su mirada entre los otros dos.
–Vas, acompáñalo tú –dijo uno de los guardias mirando a su compañero.
El hombre rodó los ojos y le indicó a Cañedo que lo siguiera. Cruzaron las puertas y caminaron en silencio por los largos pasillos que tenían varias puertas a cada lado. Llegaron a un área que contrastaba con la imagen descrita por la gente, era una zona de espera. El área se veía más limpia y con más luz, en la entrada había una secretaria en un escritorio con una máquina de escribir frente a ella y varios papeles a lado.
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Highway to Hell
FanfictionSi había algo peor que la muerte, era estar en ese lugar. Era el infierno sobre la tierra. Nadie por voluntad propia se atrevería a ir ahí. ¿O sí? "El mundo es un lugar bueno y vale la pena luchar por él. Estoy de acuerdo con la segunda parte." Seve...