Capítulo 2: La Senda de los Susurros

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Elara se encontraba de pie ante la piedra tallada, contemplando los símbolos grabados con atención. La voz del viento resonaba aún en sus oídos, recordándole su llamado a desentrañar el antiguo misterio que envolvía a Alveria. Con determinación en el corazón, se dispuso a seguir la senda que el susurro había marcado para ella.Siguiendo el sendero a través del bosque, Elara avanzaba con paso firme. Los árboles, testigos silenciosos de su progreso, parecían susurrar palabras de aliento a su paso. El murmullo del viento se mezclaba con el canto de los pájaros, creando una melodía que la acompañaba en su viaje.A medida que avanzaba, Elara se encontraba con desafíos que ponían a prueba su valentía y determinación. Cruzó arroyos caudalosos y ascendió escarpadas colinas, sin desviarse de su camino. Cada obstáculo superado la acercaba un paso más al corazón de las Esmeraldas Perdidas y al misterio que las rodeaba.Al llegar al borde de un profundo desfiladero, Elara se detuvo y contempló el paisaje ante ella. Las montañas se alzaban majestuosas en la distancia, envueltas en una neblina misteriosa. Sabía que debía adentrarse en el desfiladero y enfrentar lo que aguardaba al otro lado.Con un suspiro, Elara se lanzó al abismo, dejando que el viento la llevara hacia adelante. El aire silbaba a su alrededor mientras descendía, y por un momento sintió el vértigo apoderarse de ella. Pero su determinación era más fuerte que el miedo, y con un impulso final, alcanzó la otra orilla con gracia.Una vez al otro lado, Elara continuó su camino con renovada determinación. Sabía que cada paso la acercaba más al secreto que cambiaría el destino de Alveria. Con el viento como su guía y los susurros del bosque como su compañía, se encaminó hacia lo desconocido, lista para enfrentar lo que el destino le deparara.

El Reino de las Esmeraldas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora