La vida de la Hormiga-Girl no había sido fácil. Desde que fue capturada por la empresa FreeGirl, había sufrido todo tipo de experimentos, modificaciones y abusos. Su único consuelo era su instinto de supervivencia, que le había permitido resistir donde otras habían sucumbido.
Un día, vio una oportunidad de escapar. Aprovechando un descuido de los guardias, se deslizó por una rendija y corrió hacia la salida. Sin embargo, su plan se vio frustrado por una lluvia torrencial que convirtió el suelo en un lodazal. La Hormiga-Girl resbaló y cayó, manchándose de barro y sangre. Antes de que pudiera levantarse, una mano gigante la agarró por el cuello y la levantó.
-¿A dónde crees que vas, basura? -le espetó el guardia más importante de la organización, un hombre cruel y sádico que disfrutaba torturando a las creaciones de FreeGirl.
La Hormiga-Girl sintió un escalofrío de terror al reconocer su voz. Sabía que no tendría piedad con ella. El guardia la arrastró hasta el laboratorio, donde la esperaban los creadores, unos científicos sin escrúpulos que solo veían a las chicas como objetos de estudio y diversión.
-¿Qué tenemos aquí? -preguntó el jefe de los creadores, un hombre de aspecto frío y calculador.
-Es el experimento 105, una Hormiga-Girl -respondió el guardia-. Intentó escapar, pero la atrapé.
-Qué interesante. Veo que tiene algunas heridas y está muy sucia. ¿Qué te parece si la limpiamos un poco? -sugirió el jefe con una sonrisa maliciosa.
-Sí, claro. Será un placer -dijo el guardia, siguiendo el juego.
Los dos hombres se llevaron a la Hormiga-Girl a una sala de limpieza, donde la sometieron a un proceso de lavado que consistía en rociarla con agua a presión, frotarla con cepillos ásperos y aplicarle productos químicos que le quemaban la piel. La Hormiga-Girl gritó y lloró de dolor, pero nadie la escuchó ni la ayudó.
Cuando terminaron, la Hormiga-Girl estaba limpia, pero también magullada y llena de cicatrices. La vistieron con un traje ajustado y revelador, que resaltaba sus curvas y su aspecto exótico. La pusieron un collar con una etiqueta que decía "Experimento 105: Hormiga-Girl" y la llevaron a una jaula.
-Ahora que está lista, vamos a divertirnos un poco con ella -dijo el jefe de los creadores-. La vamos a llevar al teatro, donde la pondremos a disposición de los clientes más ricos y exigentes. Ellos decidirán su destino.
-¿Qué le van a hacer? -preguntó la Hormiga-Girl con voz temblorosa.
-No te preocupes, solo será un espectáculo. Un espectáculo de tu muerte -respondió el jefe con una carcajada.
La Hormiga-Girl sintió que se le helaba el corazón. Sabía que no tenía escapatoria. Solo le quedaba esperar el momento en que la sacaran de la jaula y la llevaran al escenario, donde la harían sufrir y morir ante la mirada de una multitud ávida de sangre y crueldad.
Pero lo que no sabía era que entre esa multitud había alguien que la observaba con otros ojos. Alguien que sentía compasión y admiración por ella. Alguien que estaba dispuesto a arriesgarlo todo por salvarla. Alguien que cambiaría su vida para siempre.
La Hormiga-Girl fue sacada de la jaula y llevada al escenario, donde la ataron a una cruz de metal. A su alrededor, había decenas de instrumentos de tortura, como cuchillos, pinzas, agujas, látigos y sierras. El público, formado por los clientes más ricos y poderosos de FreeGirl, la miraba con desprecio y excitación.
-Damas y caballeros, bienvenidos al gran espectáculo de esta noche -anunció el jefe de los creadores, que actuaba como maestro de ceremonias-. Hoy tenemos el honor de presenciar la ejecución del experimento 105, una Hormiga-Girl que osó rebelarse contra sus amos. Como saben, ustedes tienen el privilegio de elegir el método de su muerte. Así que, sin más dilación, abrimos las pujas. ¿Quién ofrece más por el derecho de decidir el destino de esta miserable criatura?
Las ofertas empezaron a subir, mientras la Hormiga-Girl escuchaba con horror. Algunos proponían quemarla viva, otros cortarle las extremidades, otros arrancarle los ojos, otros violarla hasta la muerte. La Hormiga-Girl se preguntó si habría alguna forma de escapar de ese infierno, o si al menos alguien sentiría lástima por ella.
Entonces, entre la multitud, vio una cara familiar. Era el chico que la había visto por primera vez cuando la trajeron a FreeGirl. El chico que trabajaba como limpiador en el laboratorio. El chico que le había sonreído y le había dado de comer a escondidas. El chico que le había dicho que era hermosa y que no merecía sufrir. El chico que le había prometido que la ayudaría a escapar.
El chico levantó la mano y dijo:
-Yo ofrezco todo lo que tengo.
El jefe de los creadores se sorprendió al ver al chico. No sabía quién era, ni cómo había entrado al teatro. Pero le intrigó su oferta.
-¿Todo lo que tienes? ¿Y qué es lo que tienes? -preguntó.
-Tengo esto -dijo el chico, sacando una pistola de su bolsillo.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, el chico disparó al jefe de los creadores, que cayó al suelo con un agujero en la frente. Luego, apuntó al guardia más importante, que estaba junto a la Hormiga-Girl, y le disparó también. El guardia se desplomó, soltando las llaves de las esposas que sujetaban a la Hormiga-Girl.
El chico corrió hacia el escenario, esquivando los disparos y los gritos de los demás. Llegó hasta la Hormiga-Girl, le quitó las esposas y la cogió en brazos.
-Vamos, tenemos que salir de aquí -le dijo.
-¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me salvas? -preguntó la Hormiga-Girl, sin entender.
-Porque te quiero. Porque eres mi hormiguita -respondió el chico, besándola en la frente.
La Hormiga-Girl sintió algo que nunca había sentido antes. Algo que la llenó de esperanza y alegría. Algo que la hizo olvidar el dolor y el miedo. Algo que la hizo sentir viva.
Pero su felicidad duró poco. Antes de que pudieran llegar a la salida, fueron rodeados por varios guardias armados, que les apuntaron con sus rifles.
-¡Alto! ¡Suelta a la Hormiga-Girl o te volamos la cabeza! -gritó uno de ellos.
El chico miró a la Hormiga-Girl y le dijo:
-No te preocupes, todo va a estar bien. Te quiero.
Y acto seguido, apretó el gatillo de su pistola, disparándose a sí mismo en la sien. La Hormiga-Girl sintió el cuerpo del chico caer sobre el suyo, y vio la sangre manchar su rostro. Gritó con desesperación, mientras los guardias se acercaban a ella.
-¡No! ¡No! ¡Déjenme morir con él! -suplicó.
-Pero qué dices, tonta. No vas a morir. Vas a sufrir mucho más -dijo uno de los guardias, arrancándole el chico de los brazos.
La Hormiga-Girl fue arrastrada de nuevo al escenario, donde la volvieron a atar a la cruz. El público, que había presenciado la escena, se enfureció por la interrupción y exigió que se reanudara el espectáculo.
-¡Mátenla! ¡Mátenla! -coreaban.
El jefe de los creadores, que había sobrevivido al disparo gracias a un chaleco antibalas, se levantó y se dirigió al público.
-Tranquilos, tranquilos. No se preocupen, el espectáculo continúa. Y para compensarles por este inconveniente, les voy a dar una sorpresa. No solo van a ver morir a la Hormiga-Girl, sino también al chico que intentó salvarla.
Dicho esto, ordenó que trajeran el cadáver del chico y lo pusieran junto a la Hormiga-Girl. Luego, tomó una sierra eléctrica y se acercó a ellos.
-Ahora verán cómo les corto en pedazos, mientras ella sigue viva. Será un espectáculo inolvidable -dijo, encendiendo la sierra.
La Hormiga-Girl miró al chico, que yacía inerte a su lado. Recordó sus palabras, sus gestos, sus besos. Sintió un amor tan grande que le rompió el corazón. Y deseó morir con él.
Pero no pudo. Tuvo que ver cómo el jefe de los creadores le cortaba la cabeza, los brazos, las piernas, el torso. Tuvo que oír cómo el público aplaudía y vitoreaba. Tuvo que sentir cómo la sierra se acercaba a su cuerpo, y le arrancaba la vida.
Y lo último que pensó, antes de cerrar los ojos para siempre, fue:
-Te quiero mi hormiguito.
FIN
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FreeGirl: La vida de Hormiga Girl
Ciencia FicciónHormiga Girl era un experimento mas de FreeGirl, pero un dia cometió el error de intentar escapar