Addicted - huskerdust

ÚNICO

ADV:
Fluff. Mucho fluff.
Hurt/confort.
Au donde Angel se libera de su contrato con Valentino y Husk también.
Feminización. (personaje masculino se refiere a sí mismo como femenino en varias ocasiones)

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Angel observa el reflejo a través del espejo. Han pasado solo dos meses desde que está libre del contrato con Valentino y las mejoras en su rostro ya se hacían muy notorias. El brillo en sus ojos aumentó y las bolsas moradas encima de sus pómulos mayoritariamente pálidos desaparecieron. Sus labios se veían mucho más suaves, sus mejillas poseían un rubor natural bonito y saludable que le había costado recuperar. Su semblante cambió. Ahora brilla incluso sin maquillaje; no le avergüenza verse al espejo. Es bonito, se siente bonito, pero no bonito de manera sucia como los clientes y Valentino le hicieron sentir; se sentía bonito de manera pura e inocente. Angel se siente un poco más como un ángel y menos como polvo. Le gusta. Le gusta no tenerle miedo al espejo; le gusta su reflejo etéreo y sin maquillaje. 

Pero también le gusta como se ve maquillado. Le gusta aplicar rubor que complemente el color rosa natural de sus pálidas mejillas. Recientemente salió de compras, y se dió cuenta de lo mucho que le gustan los lápices para ojos, de esos que te hacen alargar la mirada con un delineado puntiagudo, o vuelven tus párpados más poderosos que balas de pistolas. Últimamente le gustan los delineados sutiles que le dan una apariencia alargada, pero sobretodo gatuna a sus ojitos. Le gusta rizar sus pestañas, aplicar bálsamo en sus labios justo antes del brillo labial color rosado. Después de que su rostro está listo, le dedica tiempo a cepillar su cabello hasta que sus rizos adquieren una forma bonita. 

Su reflejo se ve lindo antes y después del maquillaje. 

Angel no puede evitar sonreír cuando siente sus ojitos picar. Se siente demasiado sentimental y le gusta sentirse de esa manera. Era bonito. Tan bonito que quiere llorar. 

Alguien normal jamás podría entender lo significativo que era verse al espejo y sentirse satisfecho consigo mismo. El resto no sabría lo difícil que eran esos días en los que la vergüenza y el dolor fueron tan poderosos para hacer que la sola idea de verse al espejo le resultase aterrorizante. Ellos no sabrían. No saben del temor de ver moretones, sangre o marcas rojas que no le gusta recordar. Ellos no saben y no sabrán, y está bien, porque no todos deben pasar por el mismo dolor que él, Angel preferiría que nadie nunca tuviera que sentir lo que sintió. 

Está sanando. Aún hay días difíciles en los que su reflejo le da asco o en los que verse le trae recuerdos tristes. Está aprendiendo a aceptar esos recuerdos, a tener en cuenta que la mierda de su pasado no se iría de su memoria y que tendrá que aprender a vivir con ella. Ángel es fuerte. Se repite una y otra vez. Fuerte. 

Fortaleza es una palabra complicada, un concepto complicado comúnmente asociado a guerras, peleas, armas o músculos. Hay gente que halla fortaleza en infringir dolor, en superponerse a otros o en hacer sufrir. Pero Ángel halla fortaleza en bálsamos labiales rositas, en rubores y delineados. Ahí está su fuerza. Ángel se siente fuerte al ver su reflejo; al recordar todo lo que tuvo que luchar para sentarse frente a un espejo y maquillarse. Es fuerte. Más fuerte que muchos; hallando la fortaleza en reconstruir muros caídos y volverlos castillos encantados, de esos que aparecían en los cuentos de hadas que tanto le gustaba leer cuando aún era humano. 

Nunca creyó poder encontrar un príncipe, ni vivo ni muerto. Cuando los hombres empezaron a verlo solo como un objeto, Angel pudo deducir que él jamás se vería como una "princesa" para ellos. No era más que un agujero para follar; en el infierno se volvió mucho peor, los ojos solo aumentaron, pero todos lo veían como un prostituto. Solo eso era. Una zorra sucia y drogadicta; Angel no es una princesa. Valentino y todo el resto de imbéciles se encargaron personalmente de hacérselo saber.