Extra

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Samantha salió de la ducha envuelta en una bata de baño rosa claro, se detuvo frente al espejo del baño y deslizó la bata por sus hombros, calló con lisura. Una mueca de desagrado se formó en su rostro al ver su cuerpo. Era cierto que su abdomen y cintura volvieron a ser como antes pero sus pechos no—¿Qué haces? Preguntó Félix con curiosidad, la rubia volteó y se topó con el cuerpo semidesnudo de su pareja—¿En qué momento te quitaste la pijama?—pregunto con nerviosismo la rubia

—Me dio calor. Dijo con simpleza frunciéndose de hombros—Amor, por Dios. Déjame hacerlo contigo, llevas casi un mes dándole al ejercicio y te ves hermosa—dijo, se acercó a la rubia con detenimiento y presionó su cuerpo contra el de la contraria—Félix... Balbuceó.

El la vio rogando con la mirada, Samantha asintió—No tienes idea de lo necesitado que estoy.

—Demuéstramelo. Demuéstrame que me necesitas tanto como yo a ti—Félix agarró su mejilla y besó sus labios con desesperación, Samantha rodeo su cuello con los brazos así como rodeo las caderas de este con las piernas. Sus intimidades estaban casi unidas, lo que las separaba eran los bóxers del más grande—Te extrañé tanto... Murmuró, a su oído, sonrió por la desesperación en su voz—Házmelo saber. Félix sentó a esta sobre el lavamanos y deslizó su ropa interior hacia abajo, cayó hasta sus tobillos, Samantha jadeó a ver el glande erecto.

-•-

Samantha envolvió su cuerpo en la bata y caminó rápidamente a la cuna que estaba a un lado de su cama, el llanto de Bastían la hizo detener a Félix por completo—Samy... Tienes que dejarlo llorar un poco. Dijo algo frustrado, estaban empezando a tener contacto y este empezó a llorar desesperado.

—No seas malo con tu hijo. Ordenó divertida, está cargo al niño en brazos y lo sacudió de lado a lado con tranquilidad, su habilidad para dormir a este era alta por alguna extraña razón, el pequeño quedó dormido en segundos.

—Ahora déjame hacerte otro hijo. Murmuró bajito a su oído, Félix agarró a la rubia por las caderas y besó su cuello, deshizo el nudo de la bata que cubría su cuerpo. Este jaló a la rubia hacia el, esta se restregó contra el haciéndolo jadear.

—Me estás matando.

Félix jaló su mano hacia afuera de la habitación y la empujó contra la pared cerca de la puerta, agarró una de sus piernas para poder llegar a su entrada y la rubia bajó sus boxers. Estos cayeron al suelo así como la bata de la Samantha, está soltó un gemido ahogado por una de las manos de el mayor cuando su miembro entró a su cavidad.

Probablemente sería incómodo pero se la cogeria contra la pared solamente para recordar cuando está todavía no estaba embarazada.

Las manos de la rubia se posaron en la pared, su piel tersa y blanca contra aquella superficie fría la exitaba por completo. Sus gemidos no tan altos por el intento de ahogarlos se hicieron un poco más altos cuando Félix movió su mano, la usó para sostener su pierna y evitar que esta perdiera el equilibro.

—Ah... Carajo, si. Sus gemidos dulces llenaron al pelinegro de mera nostalgia.

El cambio repentino y brusco de posición que este hizo desorientó a la rubia, ahora sus senos estaban contra la pared y una de sus mejillas igual, esta soltó un grito ante la estocada de Félix, esta lo veía de reojo, en sus labios se formó una sonrisa.

-•-

—Carajo. Balbuceó este, suspiro y camino a la cuna del pequeño para ver como lloraba de manera curiosa, acercó su dedo a la mano de el pequeño, este lo encarceló en sus pequeñas, gorditas y rojas manos, su llanto disminuyó.

Samantha se bañó por segunda vez en el día, considerando que lo habían hecho. La rubia se acercó a este con una sonrisa en los labios, puso una mano en su pecho y besó sus labios por un par de segundos, después se separó y cargó al niño en brazos—¿Quieres cargarlo?

—Siento que lo voy a tirar... dijo, Samy río—dudo que lo hagas, si lo haces no le puede pasar nada, caerá en la cuna.

—Bien. Terminó, agarró al pequeño en brazos y sonrió—ya quiero que crezcas para que juguemos futbol y te vuelvas el tercer mejor goleador. Samantha río—no seas raro, también puede hacer otras cosas.

—No estoy siendo raro. Dijo amargamente y frunció el ceño, después de eso el se sentó en la cama que estaba justo a dos pasos de la cuna.

—Te ves sexy cargando a tu hijo. Balbuceó, Félix rió bajo y negó con la cabeza—La verdad no.






















































































No pidan más que me van a funar 🫵🏻

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Bad boy // Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora