Soledad, ella y yo.

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A veces, cuando necesito aire, cuando me siento que todo me está asfixiando y parece que me vaya ahogando en esto que se llama vida, cojo un libro, los auriculares, el tabaco, a mí perra, me pongo las deportivas, cojo de la mano a mi soledad y le pregunto: ¿Preparada?

Cerramos la puerta.

Pongo la canción a todo volumen, le regalo una sonrisa a la luna, le doy una caricia a mi perrita, miro a soledad, ella me mira,

Silencio.

Caminamos, respirando lo más profundo posible, como si se fuera a terminar el aire está noche.

Me eschufo un cigarrillo y observo, y pienso, y recuerdo, analizo, me sumerjo en el universo de mi dolor.

Ahora es ella quien me mira, sin darme siquiera cuenta, una lágrima se desliza por mis mejillas, la primera gota de agua salada de la noche.

Y entonces, después de una va otra, ella que no ha dejado de observarme, se acerca cada vez más a mí, me abraza, me sonríe, no dice nada.

Y es cuando el cielo se impregna de las emociones que, sin querer, he ido desprendiendo a través de mis poros, otra gota, pero esta es dulce.

Levanto mi vista, un tanto borrosa, vuelvo a respirar hondo y siento como la humedad penetra a través de mi olfato, noto el frío en mis huesos.

Ahora es ella quien respira, otra gota salada, pero está vez en ella.

Mi perrita se acerca, apoya su cabeza en mi hombro, dejando que la empape con todo mi dolor.

*Crack*

Algo se ha roto, algo duele más, mucho más.

Y entonces lo que eran un par de gotas, se convierten en chubascos, suena algún que otro trueno.

Empieza a oscurecer aun más esta noche, miro a mí alrededor de nuevo, vuelvo a ver solo a Soledad y a mí pequeña.
Y entonces me invade el vacío que llevo dentro, estamos las tres, no hay nadie más, nunca hubo nadie más.

Y se hacen las tres de la mañana, entonces esa asfixia empieza a disminuir, y ahí es cuando la melodía de la canción cambia.

Y nos volvemos a abrazar, está vez las tres, y me doy cuenta que eso es la vida.
Que no hay caricia que te pueda salvar de eso que sientes, que es el silencio, la compañía sin necesidad de expresar palabra.

Vuelvo a levantar la vista, no hemos cogido ningún paraguas para huir de esta lluvia tan intensa, y empezamos a reírnos.

Le suelto la correa, la observo feliz, libre, corriendo, saltando, saltándome mientras me besa.

Me doy cuenta que ese detalle es el que debería de hacer conmigo, asique, me quito la chaqueta, dejo el libro, desconecto los auriculares, pongo la música a todo volumen.

Y me pongo a bailar bajo la lluvia, empapándome toda, rio, lloro, canto, bailo, corro, grito.

Y me arrodillo, está vez el abrazo es individual, me arropo, vuelvo a mirar al cielo, y le grito que la quiero.

Estoy empezando a descubrir que esté caos está siendo precioso, deja de llover.

Otra gota cae en mi mejilla, me doy el placer de tumbarme en el suelo a mirar las estrellas y soñar... Esto pasa, todo pasa.

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⏰ Última actualización: Feb 18 ⏰

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