-Hace muchos años, una hermosa y poderosa bruja de cabello ceniza llamada Nike viajaba por todo el mundo y plasmaba sus historias en un libro que fascinó a todos los que lo leían.-
Niña: Mamá, mamá -dice una niña de cabello albino a su madre.
Victorica: Dime, Elaina.
Elaina: ¿Crees que yo también podré ser como Nike?
Victorica: Tú puedes ser lo que quieras ser, pero si ese es tu sueño, yo te apoyaré.
Elaina: Me esforzaré, seré la mejor bruja, estudiaré duro y me esforzaré para ser como Nike.
Victorica: Estoy segura de que así será.
Varios años después
-Elaina ya tenía 17 años, se había graduado con las mejores calificaciones en la escuela y pasó el examen mágico para ser considerada una bruja.-
Elaina: Mamá, ya estoy lista para ser una bruja.
Victorica: Alto ahí, señorita.
Elaina: ¿Hay algo mal?
Victorica: No, solo que para ser considerada una bruja, te falta un paso más por dar, ser la alumna de una bruja para que ella te considere como tal, algo similar a las capacitaciones en el trabajo.
Elaina: Ya veo, entonces me convertiré en la alumna de una bruja.
-Elaina debió saber que era más fácil decirlo que hacerlo, ya que en su país las brujas no eran tan poderosas, por lo que no tenían forma de enseñar a una prodigio como ella, lo que terminó en que todas la rechazaran.-
Elaina: ¿Por qué ninguna bruja quiere aceptarme como aprendiz? ¿Acaso hice algo mal?
Victorica: Solo debes seguir buscando, cariño. Debe haber una que te acepte.
Elaina: Tal vez deba viajar a otro país para buscar brujas más fuertes.
Victorica: No, no, no. No es necesario. Da la casualidad que conozco a una bruja que podría enseñarte.