Capitulo 5

384 31 3
                                    

Christopher.

La selva

Llevamos cinco horas caminando por la espesa selva amazónica a la deriva y sin rumbo alguno.

El GPS, el rastreador y el localizador no sirven. La temperatura tampoco colabora ya que hace un calor de mierda.

La teniente James cojea frente a mí debido a que la caída le lastimó el tobillo.

La teniente James cojea frente a mí debido a que la caída le lastimó el tobillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Debo reconocer que fue valiente y que ha demostrado resistencia. En ningún momento dudó a la hora de enfrentarse a los cuatro criminales y ha caminado a paso firme sin quejarse por la dolencia de su pie. Ella tiene cualidades que enloquecerían a cualquiera. Cuerpo exuberante, labios carnosos, cabello largo color azabache. ¿Qué se sentirá enredar las manos en él mientras la follo contra mi escritorio?

<<Es lo que he querido hacer desde que la conocí»

Monos pasan por encima nuestro columpiándose de rama en rama. Aparto los pensamientos calientes ya que es la ex novia del hombre que es como un hermano para mí. Desearla es un insulto a nuestra amistad. Pero que mas da si se supone que ya no están juntos.

Siento un pequeño dardo en el cuello, toco el área percibiendo una enorme roncha (picadura de abeja). Miro hacia arriba, observo que hay

Un panal del tamaño de una enorme calabaza.
Rachel se resbala cayendo sobre su pie lastimado. Corro y le tapo la boca para que no grite debido a que no podemos llamar la atención del grupo de insectos. La tomo en brazos para sacrla de esa zona.

A últimas termino curando su tobillo con algunas técnicas sencillas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A últimas termino curando su tobillo con algunas técnicas sencillas.

Se adelanta entre la maleza. El sonido del agua es cada vez más fuerte, aparta varios arbustos y se queda quieta al contemplar la hermosa vista que proporciona el lugar.
Está rodeado de rocas, el agua de color turquesa corre a través de ellas. Parece una escena sacada de un cuento. Me acerco a llenar la cantimplora.

Bebo dos veces antes de ofrecérsela.

-Gracias - me la devuelve satisfecha.
No le contesto, me libero del morral y me agacho por más agua.
-¿Podemos refrescarnos un poco? -pregunta mirando el río. El tono de su voz es más una súplica que una sugerencia.
-Si - de todas formas pensaba hacerlo Báñese aquí, yo iré hacia el otro lado.

Todo lo que pudo  y no pudo serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora