🐰•Tres•🐿️

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-¡¿Cómo es que se calleron al río?!- Renegó la abuela Jeongin. -Ni siquiera los niños chiquitos se caen ahí.

Tanto Jisung como Minho se encontraban sentados en el sofá de la sala, mirando al suelo mientras continuaban siendo regañados por los mayores.

El abuelo Felix se encargaba de encender la chimenea para tratar de calentar al empapado par. -Bueno, cielo, ya te dijeron que se resbalaron, dejalos respirar.

-¡Aún así! ¿Cómo es posible que no se dieran cuenta?- Chisto la anciana.

-No es difícil de adivinar, los anteojos de Jisung ya están viejos.- Hyunjin apareció trayendo consigo una toalla, y con mucha paciencia se dió la tarea de secarle los cabellos.

Mientras Seungmin entro también detrás de ella, cargando una enorme manta. -Si, a parte Minho siempre es muy distraído.- No había reprimenda en su voz, simplemente envolvió con mucha delicadeza a su esposa, cobijandolo.

Ambos amantes se miraron de reojo, no habían compartido ni una sola palabra desde que salieron del río. La tarde había caído y la noche solo había traído una helada que los dejo temblando. Tal vez era el miedo, tal vez era la vergüenza, buena señal, significaba que todavía tenían pudor de sus actos.

Minho aparto la mirada al sentir como Seungmin tomaba su mano, el hombre la examinó de cerca, encontrando un raspón en su dorso. Se fue por unos instantes, antes de volver con un botiquín, en silencio se encargó de curarle esa herida y una que tenía sobre la rodilla. No era alguien de muchas palabras, mucho menos cuando hacía actos de puro corazón y en parte, Minho lo agradecía, no le gustaba tanto las cursilerías.

Aunque está vez, aunque fuera en un susurro, Seungmin lo sorprendió con un par de palabras que lo hicieron sonrojar. -Cuidate más, no tengo más esposos con los que me quiera casar.

En la otra punta del salón, Jisung miraba sobre sus cabellos a Hyunjin, sintiendo un gran nudo en el estómago al ver como este observaba con preocupación sus lentes.

-Estan tan desgastados, es normal que no veas bien.- Se lamento en un suspiro. -Trabajas tanto y ni siquiera pudes comprarte uno nuevo. - Con un puchero Hyunjin se sentó en las piernas de su marido, abrazándolo por el cuello. -Tal vez si armamos un presupuesto y no voy a pilates por unos meses, podamos pagar unos.

-¿De qué hablas? Pilates es tu única distracción de la rutina.- Se separó para que el chico lo mirará. -Tú trabajas mucho en casa y te lo mereces... Mi único trabajo es darle todo a ustedes.

Conmovido, Hyunjin le dió un poquito, pero aún así hizo una mueca inconforme. -Perdon...

Jisung lo miro en silencio por unos segundos, antes de acercarlo a su pecho y abrazarlo fuertemente. -... No, perdóname tu a mí.

Resignados a que el día ya había acabado, el resto de la familia empezó a prepararse para cenar. Dejando a los otros dos a que siguieran recuperando el calor, sentados en un profundo silencio mientras la culpa los carcomía lentamente.

-¡Abulelo! ¿Qué sigue en la lista de actividades?- Un cantarin Channie, Interrumpió en la sala dando brinquitos.

-Pues...- El abuelo se rasco la cabeza dudoso. -Queria que hiciéramos un campamentos, pero no creo que podamos ir a estás horas.

-¡¿Por qué no?! ¡Yo quiero ir de campamento! ¡Nunca he ido! ¡¡Quiero ir!!- A los gritos, el menor comenzó a hacer todo un berrinche. Que únicamente fue callado por un golpe de su hermano mayor.

-Callate llorón, que no ves como está papá, si salimos ahora se va a enfermar más.- Le explico Changbin con una mirada amenazante.

-Pero yo quería...- Murmuro el niño con una vocesita, con un par de lágrimas escapando de sus ojitos.

El síndrome de la triple "I" || (Minsung/HanKnow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora