Capítulo 11. Todo lo que se hace se paga

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Al día siguiente en la escuela, Mai se reúne con sus compañeros y estos la notan algo extraña.

—Oye, ¿estás bien? Tu cara está algo pálida.—Le pregunta Leiko.

—No... n-no es nada. E-Estoy bien.—Mai se va caminado toda desorientada al salón.

—¿Y ahora qué mosco le picó? Parece un zombie.—Leiko se dirige al novio de su amiga.—Hiroshi, ¿sabes qué le sucede?

—No. Yo también me sorprendí al verla así.—Responde él.—Iré a hablar con ella.

—Está bien.

Las clases continúan con normalidad, excepto para Mai que ha estado muy distraída en todo el día.

Terminan las clases, y todos se van a sus casas.

Estás caminando por la calle, cuando de repente suena tu celular.

—¿Eh? ¿Quién podrá ser?

Ves que es un número desconocido, pero contestas por si acaso.

—¿Hola?

—¿Hola? ¿Takeo Takahashi?—Te habla la madre de Sayoko.

—¿S-Señora Ichimatsu?

—¿Estarás desocupado hoy? Para que vengas un rato a nuestra casa.

—Mmm... creí que me había dicho que no me volviera a acercar a ustedes nunca más.

—Lo sé e hice mal. Estaba muy dolida en ese momento, pero ahora me doy cuenta de que no tuviste la culpa de nada. Solo quiero que vengas un rato, hay algo que debes saber sobre Sayoko.

—Gracias, pero tengo otras cosas que hacer.

—Por favor, te lo pido. Aunque sea hazlo por el poco cariño que le tuviste a mi hija.

Esbozas una expresión de tristeza en tu rostro al recordar a aquella chica que se ganó tu cariño.

—No le tuve poco cariño, le tuve muchísimo cariño... Bueno, lo haré por ella.

—Bien, te esperamos aquí.

—Está bien, voy para allá. Adiós.

Llegas a la casa de los padres de Sayoko, y ellos te reciben con toda amabilidad. Pero ves que en la casa está alguien más.

—¿Ah? ¿Y ella quién es?

—Ah, ella es mi prima. Se llama Rachel.—Aclara Hanna.

—Mucho gusto muchacho.

Haces una reverencia para saludar a la prima de la madre de Sayoko.

—Igualmente, un gusto.

La madre de Sayoko te invita a sentarte, y comienza a hablarte sobre aquel asunto importante.

—La razón por la cual queríamos que vinieras era para que vieras esto.—Ella te muestra una especie de diario que al parecer es de Sayoko.

—Eso... ¿es de Sayoko?

—Sí, era de mi hija. Y decidimos que lo leyeras para que veas lo que contiene.

—B-Bueno, claro, no hay problema.

Tomas el diario y comienzas a leerlo.

Lo que lees te deja completamente destrozado por dentro, al punto de querer llorar.

Lo que lees te deja completamente destrozado por dentro, al punto de querer llorar

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Mi eterno rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora