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Roier despertó, miró a todos lados tratando de recuperarse pero no podía, tenía sueño, no había podido dormir bien anoche.

Bajó a desayunar antes de ir a la universidad, al entrar a la cocina se encontró con el castaño jugando con una manzana, sentado encima de la encimera.

-Buenos días .-Saludó Roier, el castaño lo miró, el pelinegro noto los ojos rojos e hinchados del castaño.

-Buenos días .-Volvió a jugar con la manzana, evitando el contacto visual.

-¿Irás a la universidad?

-Si, las clases empezarán más tarde, así que no me preocupo ahora.-Susurró, Roier sentía un vacío horrible en su corazón, la voz del castaño se oía débil, él estaba mal y sentía que era por su culpa.

Era raro, pero si sentía atracción por Alan no podía negarlo. Pero es sólo eso... atracción y por más que quisiera aclarar sus sentimientos, no puede.

Siente que lo que siente es sólo por la cercanía, por el tiempo que pasan juntos todos los días, es sólo eso.

Roier se acercó al castaño y agarró su mandíbula obligando a que lo mirará, estaba igual de destruido que él.

Se miraron por unos segundos, hasta que Roier se acercó y junto sus labios. Cellbit reaccionó y lo empujó, bajandose de la encimera.

-No, no .-Negó.-No me ilusiones, por favor .-Las lágrimas aparecieron y el castaño se debilitó.

-No quiero ilusionarte, Cell. Me gustas tú, ¿no te había dicho? .-Intentó volver a acercarse pero el castaño sólo se alejaba.

-No, no te gusto yo. Te gusta Alan, yo ya no importo.

-¡Jamás en tu vida digas más eso! Eres lo más valioso que puedo tener en mi vida Cellbit, por favor escuchame.

-¿Te gusta? .-Volvió a hacer la misma pregunta.

-No es gusto. Tú me gustas, como no tienes idea, demasiado.

Cellbit rió despacio .-Yo creo que ya no es así .-Se fue sin decir nada más, dejando al pelinegro solo, con el corazón roto y llorando.

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