Giyuu Tomioka sufre por la muerte de su hermana mayor Tsutako y lleva un gran peso de culpabilidad encima, hasta que conoce a Sabito, su compañero de entrenamiento. Sin darse cuenta, su corazón iba sanando gracias a su compañero que ahora considera...
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Las flores de aquellos árboles eran sacudidas a causa del ligero viento de la noche. La luna llena brillaba con intensidad dejando iluminada aquel pequeño pueblo en el que vivía un niño llamado Giyuu Tomioka junto a su hermana mayor, Tsutako Tomioka.
Era una de esas noches tranquilas, Tsutako estaba contenta ya que al día siguiente se casaría con el amor de su vida. Giyuu estaba feliz por su hermana.
—No veo la hora de poder estar por fin frente a él! Ni siquiera puedo creer que mi boda será mañana!— decía con entusiasmo la joven chica.
Giyuu miraba con una sonrisa y admiración a Tsutako, el no podía creer que su querida hermana mayor estaba apunto de ser una mujer casada. —espera! Tsutako, casi lo olvido— Dice el niño corriendo a su habitación.
La pelinegra ve a su hermanito algo confusa y decide esperar a su regreso, se arrodilla en el suelo mientras observaba la puerta por donde saldría Giyuu y así pasó. El niño sale con una caja de tamaño mediano y de color azul.
—Para ti, hermana— Se sienta frente a ella y le entrega la caja con algo de nervios.
—Giyuu, no era necesario, eres mi hermanito— Dice con voz tierna mientras desenredaba el listón del la caja con suavidad.
—Claro que sí! Te lo mereces Tsutako, mereces ser feliz— decía el niño con felicidad y emoción al ver como su hermana iba abriendo el regalo.
Tsutako saca aquel hermoso Listón de color rojizo, podría decirse que es casi igual al que tiene puesto ahora por no ser que este llevaba varios diseños especiales de color blanco. La chica al ver el hermoso detalle que le dio su hermanito no pudo evitar darle un cálido abrazo —Es hermoso Giyuu, muchas gracias— dice con una hermosa sonrisa y con tono meloso hacia el niño.
—No es nada, me alegro que te haya gustado el regalo!— dice correspondiendo al abrazo de su hermana.
Una vez separados, Tsutako se saca el listón que tenía puesto en su cabello y se pone el nuevo que le dió Giyuu. —Lo usaré siempre— coloca suavemente la palma de su mano en la mejilla de su hermanito. Giyuu solo sintió sus mejillas calentarse un poco y toma la mano de su hermana con una brillante sonrisa. — te verás muy bella mañana— dice el niño para después soltar pequeñas risas junto a su Hermana mayor.
Giyuu deja de reír al no escuchar más a su hermana, la ve confundido al notar como ella estaba pálida y asustada viendo un punto fijo de la casa. La curiosidad del niño fue grande y voltea su cabeza hacia la dirección que apuntaba la vista de su hermana y su sorpresa fue inmensa al captar a un ser aterrador parado dentro de su hogar, mirándolos.
Giyuu no decía nada ni tampoco Tsutako, el silencio se sintió eterno pero había durado tan solo unos pocos segundos ya que reaccionó cuando su hermana lo tomó de la mano con fuerza jalándolo lejos del demonio el cual se había lanzado a atacarlo.
