S | donde Italia llega a Cincinnati buscando una aventura que cambie su vida sin esperar que cierto quarterback sería el culpable de su montaña rusa de emociones.
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LAS DESPEDIDAS ERAN UNA DE LAS COSAS que más odiaba, era pésima para ello por eso solía evitar despedirme de cualquiera. Pero esta vez era diferente, era mi familia a la que le diría adiós por un tiempo indefinido. Pues a pesar de que mi contrato decía que solo duraba por un año podía extenderse si tanto la familia como yo lo queríamos.
—Mamá —murmuré con voz baja, tenía lágrimas en los ojos y sabía que en cualquier momento me pondría a llorar como bebé—. Voy a perder el vuelo.
—Te amo, mi niña —beso mi mejilla finalmente soltándome. El vacío que sentí después de ese abrazo se sintió horrible.
—Cuídate, hermanita —Grecia me dio un abrazo una última vez, a este, para mi sorpresa, se nos unió Francia. Un último abrazó por mucho tiempo.
Con un nudo en la garganta, me despedí una última vez para pasar por la zona de abordaje. Era la primera vez que viajaría a otro país, la primera vez que me alejaría por completo de mi familia pero era para mi bien y eso lo sabía muy bien.
Hacía un año que había terminado mi carrera universitaria y mi título estaba tardando en llegar, eso me hacía sentir que no avanzaba con mi vida. Grecia, mi hermana mayor, era profesora en una primaria cerca de donde vivíamos, estaba en una sólida relación con su novio de años e incluso tenían una hija, y Francia, mi hermana menor, estaba apunto de entrar a la universidad para estudiar medicina.
— ¿Primera vez? —no supe en qué momento había empezado a llorar hasta que la mujer a su lado me tendió un pañuelo—. Descuida, con el tiempo te acostumbras.
Me sentía jodidamente aterrada y con náuseas todo el tiempo.
—Mastica chicle —me recomendó la adorable señora pasándome una pastilla.
Finalmente la mujer me hizo plática la hora que tomó llegar a Ciudad de México.
—Fue un placer compartir mi vuelo con usted, señora Mago —me dio un pequeño abrazo una vez me acompañó a la terminal donde tomaría mi vuelo a Cincinnati.
—Cuídate mucho, Italia —sonrió—. Y disfruta de esta nueva experiencia.
Aborde el avión que me llevaría a mi nueva aventura, esta vez en Ohio.
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6 horas y 20 minutos despues. Aeropuerto Internacional de Cincinnati/Kentucky Norte
Una sonrisa amplia se formó en mis labios de manera inconsciente. ¡Estoy aquí, carajo! Esperé unos minutos a que la gente bajara del avión y a que mis nervios pasarán pero eso fue imposible.
Sentía como mis piernas temblaban como si fueran gelatina. Las palmas de mis manos sudaban y tenía calor incluso cuando estábamos a doce grados centigrados.
