El lápiz resbalaba por la hoja, los trazos poco a poco iban tomando forma, el artista, acostumbrado a dibujar la silueta que ya hacía frente suyo no necesitaba de mirar repetidamente a su musa para plasmar sus rasgos que tenía memorizados en su mente.
Había empezado con la cara, sus ojos acompañados de unas pestañas largas y sus cejas perfectamente recortadas, al igual que esa barba en forma de candado que rodeaba sus labios rosados. Siguió con el cabello, los pequeños rizos que se formaban detrás de las orejas y los pequeños mechones que caían delicadamente sobre el rostro. Siguió su cuello, en el cual unas marcas apenas se asomaban por la piel como si les diera pena ser vistas.
Siguió con el cuerpo, trazó los brazos, el pecho e incluso el artista se tomó el tiempo de detallar los botones rosados que adornaban el mismo. Bajó a su cadera donde su intimidad apenas era cubierta por un pedazo de tela blanca. Finalmente había llegado a uno de sus lugares favoritos, las piernas de su musa, un secreto que mantendría para sí, pues no quería que él lo mirara como un bicho raro si se lo decía. Con cuidado de no perder ningún detalle fue dibujando, los muslos, las rodillas, las pantorrillas y por último sus pies.
Justo en el momento en que iba terminando, de su musa emergió un sonido, uno que cada vez que lo escuchaba no podía evitar curvar sus labios en una sonrisa divertida pues sabía cuánto molestaba a la persona en la cama que lo escucharan hacerlo.
Estaba roncando.
Con cuidado dejó sus materiales en la mesa de la habitación y se dirigió a la ducha para quitarse el uniforme y darse un rápido baño, cuando al fin salió se colocó un pants y con cuidado de no despertar a su acompañante se recostó en la cama, pasó su brazo por la cintura del hombre a su lado y a pesar de sus intentos de no interrumpir el sueño de este, al final pudo sentir como el pequeño cuerpo se volteaba para quedar frente a frente.
—Llegas tarde, soldado —. Exclamó el castaño con una voz perezosa, abriendo sus ojos tan despacio que parecía que en realidad no quería hacerlo.
—Lo lamento la misión se extendió más de lo pensado —. Steve subió la mano que abrazaba la cintura de su pareja hasta su cabello y lo acarició con ternura.
—Entiendo, te escuché entrar ¿por qué no te acostaste? Debes estar cansado.
—Los estoy, pero no pude evitar dibujarte cuando te vi —. El genio soltó una risita, acostumbrado y algo alagado de que el capitán aprovechara cada momento para plasmarlo en su libreta.
—De verdad Tony, luces como un ángel cuando duermes.
—Yo siempre luzco como un ángel, Rogers —. Respondió el genio batiendo sus pestañas coquetamente.
—Lo sé, cariño —. El rubio se inclinó para dejar un beso en cada uno de los ojos del millonario, y finalmente uno en su boca —Buenas noches, ángel.
𓆝 𓆟 𓆞
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Stony shots 💌
FanfictionIdeas que vienen a mi mente y que no quiero perder, pero tampoco sé cómo hacerlas fanfics largos 🫶🏻