✯ Abrazo.

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NiwaKabu ¡!


Kabukimono, como había sido nombrado por aquél mortal miraba con atención cada movimiento realizado por el humano que recogía la leña recién podada de los árboles.

- ¿Quieres ayudarme, pequeño? - preguntó con diversión el joven de cabello castaño y un lindo mechón rojizo en su flequillo al notar la mirada curiosa del Kabukimono que lo miraba estando sentado en el césped con sus rodillas juntada a su pecho.

- ¿P-puedo? - el Kabukimono respondió con timidez y sus mejillas enrojecidas ligeramente. El joven de apariencia frágil y delicada tenía una actitud sumisa, dulce e inocente. Siempre esperaba que Niwa le diera órdenes para él cumplirlas, creía que si hacía algo que no le correspondiera el humano este lo castigaría con dejarlo solo en el bosque a su suerte.

Su mayor miedo es que le sucediera por segunda vez aquello con su único amigo.

Y aunque el mismísimo Niwa le decía que no era necesario que esperara sus órdenes ya que él era libre de decidir sus decisiones por si mismo y nunca lo abandonaría, el Kabukimono seguía teniendo su típica actitud sumisa hacia él por más las veces que le repitiera que era libre de si mismo.

- Por supuesto, pequeño - el humano le extendió al más pequeño una fila de que solamente trataban de ramas, era consciente que el Kabukimono no tenía demasiado fuerza como para cargar con los troncos de los árboles que fueron recientemente podados por si mismo. Pero tampoco quería que el joven lo mirara como si esperará una órden de su amo, prefería mantenerlo haciendo una actividad para que entretenga a que quede en el mismo sitio esperando una órden de él.

Recordaba la primera vez donde se encontró con el Kabukimono que tenía a un lado dando pequeños saltitos mientras llevaba las ramas hacia el carrito donde iban dejando la madera conseguida. Hace aproximadamente unos tres o dos años donde él junto a un amigo cercano suyo fueron a investigar hacia las islas más misteriosas y descuidadas de todo Inazuma, ahí fue donde encontró al Kabukimono de cabello índigo como la noche, la manera en la que estaba perfectamente escondido y asustado lo recordaba a la perfección como si fuera ayer.

Piel pálida y de porcelana como si tratara de una muñequita que vestía un kimono blanco algo desgastado y un misterioso pero elegante velo morado que arrastraba detrás de él y cubría su rostro.

Una silueta misteriosa e hipnotizante.

- Creo que ya que toda esta madera será suficiente para esta semana - el mortal dijo una vez que llevo las últimas piezas en el carrito para finalizar su tarea.

- ¿Entonces podemos volver, Niwa? - preguntó el joven de apariencia de muñecas con sus lindos ojitos morados brillando.

- Sí, Kabukimono. Podemos volver a casa - respondió el contrario con una cálida sonrisa mientras agarraba de la manija al carrito de color rojizo que comenzó a arrastrar cuando dio el primer paso, sintió como se tambaleaba la carga detrás de él. - Kabukimono, agarrate de mí. No queremos que te pierdas en el bosque, ¿Sí, lindo?

El Kabukimono lo miró unos segundos antes de asentir con una sonrisa y tomar con su manito la del mortal. Perderse en medio del bosque le daba escalofríos que le erizaban la piel, con tal solo perderse y separarse de Niwa.

El viaje a través del bosque que quedaba cerca de una laguna abandonada duró unos cuarenta minutos ya que se habían perdido por un rato cuando Niwa se percató que habían tomado en sendero equivocado. Kabukimono casi se ponía a llorar en ese mismo instante con la idea de no volver a casa, pero claramente Niwa rápidamente lo calmó y encontraron el sendero correcto que llevaba a casa.

Niwa provenía de una familia trabajadora, humilde y cálida. Podían no tener privilegios para ciertas cosas y tener que ganarse la vida haciendo tareas secundarias, pero el amor y un plato de comida nunca faltaba dentro de su casa. Y Kabukimono no estaba más que satisfecho con el hecho que su amigo lo haya dejado vivir con él desde que lo vio por primera vez.

- Estoy tan cansado. Juro que cuando llegue a casa lo primero que haré será echarme a dor...- - el castaño estaba por completar su oración con un tono de voz claramente agotado por estar toda la tarde podando leña. Sin embargo desde estando a poca distancia de su hogar logró precatar que algo no andaba bien desde las llamas ocurridos por alrededor donde solía vivir y los gritos desgarradores que provenían de la aldea al igual de los hombres que era evidente que no eran de Inazuma con solo ver sus ropas y sus apariencias refinadas.

- ¿Q-qué está sucediendo? - Kabukimono preguntó con temor escondiéndose detrás de su amigo, quien claramente era mucho más alto que él. Niwa tragó saliva con dificultad y llevó una mano detrás hacia su espalda donde se escondía su amigo con tal de acariciar la espalda de este en un intento de transmitirle calma.

- No lo sé, Kabukimono - respondió en un intento de mantener la calma, sin embargo sus ojos habían tomado un semblante de inseguridad en sus ojos se reflejaba su miedo - Quédate aquí, ¿Sí? Iré a ver qué está sucediendo - volteó para mirar mejor a su amigo que lo miró con terror y rápidamente negó.

- ¡N-no! Niwa... e-es algo peligroso - intentó formular una oración la marioneta con algo de dificultad cuando el mayor lo envolvió en sus fuertes brazos en un intento de con consuelo en transmitirle seguridad - Niwa...

- Prometo que volveré contigo lo más rápido que pueda. Solo quiero ver lo que está sucediendo en la aldea- murmuró contra el cabello del menor en un tono seguro y algo duro. Sin embargo Kunikuzushi se aferró más al abrazo no queriendo separarse de su amigo - Kabu...-

- E-está bien.. p-pero tienes que volver - abultó sus labios aún sin separarse del mortal y solamente dejándose llevar por ese cálido y significativo abrazo entre ambos - Pero p-porque prometes v-volver conmigo, ¿V-verdad? - levantó su vista para encontrar con la de su amigo que lo miraba fijamente.

- Lo prometo - murmuró el de cabello castaño antes de acariciar la cintura del Kabukimono y dejar un tierno beso en su frente como muestra de su lealtad.

Kabukimono no dijo nada y solamente comenzó a aflojar su agarre que envolvía el torso del mayor. Lo miró por última vez cuando Niwa dejó un casto beso en su frente, él sonrió dulcemente confiando en que su amigo volvería lo más rápido que pudiera una vez que se entere de lo que estaba sucediendo.

- Por las dudas quédate detrás de los arbustos, no quiero que muchas personas te miren - le dijo en un murmuro indicando que se esconda en el interior del bosque mientras él iba a la aldea. El índigo solamente obedeció y de escondió detrás de un arbusto cercano a la entrada del bosque tal cual como le pidió Niwa, aunque asomó su cabecita por encima de las plantas para ver como Niwa se alejaba una vez que lo dejó solo.

Lo último que pudo saber y escuchar de él fue como gritaba desesperadamente su nombre y como era maltratado por otros hombres que decían querer a la muñeca que escondía en su hogar.

Su vista se nublo cuando algo cubrió su visión al igual que su boca, podía sentir que era un paño lo que cubría su baño con solo reconocer la textura gruesa e incómoda. Comenzó a escuchar pasos ajenos hacia él y unas voces totalmente desconocidas para él con raro acento, ninguno era Niwa. De eso no había dudo.

- Encontramos la muñequita de la Shogun.

Logró escuchar aquello como último susurro, una voz gruesa y burlona que resonó en sus oídos e hizo que se estremeciera por el cálido aliento que rozó su lóbulo. Soltó un jadeo asustado en un intento de moverse y aflojar el agarre que lo mantenía en su lugar como si no pudiera moverse por si mismo aunque lo intentará, era totalmente inútil cuando otro jadeo escapó de sus labios cuando acariciaron delicadamente su cabellera antes de sentir como sus piernas temblaron para si mismo y sus ojos cerraron debajo de la venda que cubría su visión.

Niwa... ¿Estaba muerto?

30 days OTP - Scaramouche harem !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora