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« No lo entiendo... »

Se lamentó internamente golpeando su escritorio con frustración, estaba tan agotado de todo esto.

Sus colas mecánicas perdieron fuerza y cayeron al suelo rendidas al mismo tiempo que el zorro se apoyaba en la mesa recargando su peso, maldiciendo su inutilidad.

Otro día más sin éxito. Otro desastre que limpiar.

Acomodó sin ganas su flequillo para quitarlo de su vista, odiaba sentir esa impotencia por si mismo cuando algo no le salía como quería o esperaba.

Era de madrugada, una de tantas en las que se amanecía pensando que lo había hecho mal ahora. Sus ojos se posaron en sus pies, restos de hollín propios de la pequeña explosión entre los circuitos y cables debajo de sus zapatillas.

Sus herramientas dispersas en todos lados, planos arrugados y maltratados, su laboratorio nunca había estado tan desordenado como hoy.

Levanto la vista hacia el cristal de gran tamaño frente a él, su brillo se iba apagando lentamente al mismo tiempo que dejaba de vibrar y sus colores de iban apagando. Justo como sus esperanzas de volverlo a ver.

Otro golpe fue amortiguado por la mesa.

Ya habían pasado más de seis meses desde que todo acabo.

Desde que el prisma fue restaurado, de que cada quién esté en el lugar que corresponde, pero sin posibilidad de volver a encontrarse.

Solo que Nine no quería aceptar ese hecho.

Las cosas en New Yoke nunca habían estado tan bien como en ese momento, y solo iban mejorando para el bienestar de toda la población una vez se cortó el yugo del Consejo del Caos, pero había un solo ciudadano que no parecía tan contento con esa idea.

Al fin y al cabo, decidió quedarse en esa mugrosa ciudad por necesidad más que otra cosa.

Necesito la energía restante de su nave para intentar hacer un nuevo prisma. Al menos uno medianamente parecido. Todo para ir a Green Hill al menos una vez.

A toda costa intentaba replicar al prisma paradoja, intento tras intento, con materiales artificiales claro, quizás no de la misma intensidad. Pero eran casi iguales.
Visualmente nadie podría diferenciar los, el único problema era que cada prueba que realizaba en él, la fallaba miserablemente. Se sobrecargaba el triple de fácil que el original, era mucho más inestable e impredecible.

—. Supongo que así pensaste que era yo a comparación, no?... .– un susurro suave se escapó de sus labios con algo de rabia en ellos.

Su voz resonó en las paredes de la habitación vacía, solo tenía a su propio reflejo a quién contarle sus penas en esos momentos. Aunque la paz haya sido lograda en la moderna ciudad, eso no quitaba el hecho de que fuera extremadamente asocial.

Nine no entendía cuál era el parentesco, se veía a si mismo muy diferente que del otro canido. El era real. No un estúpido sueño.

Dió un último vistazo su obra, ya completamente apagada y sin vida. Sin ganas arrastró sues pies hasta la escoba oxidada que tenía en una esquina. No había de otra.

𝙏𝙬𝙞𝙡𝙞𝙜𝙝𝙩 ,, ˢᵒⁿⁱⁿᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora