visita

415 19 6
                                    


09-12-22

Rocio

Me acerque al hombre con todo el miedo del mundo, no sabía lo que me podía llegara a decir, tampoco sabía cómo llegue hasta ahí sin desmayarme antes, no sabía que iba a ser de mí.
Lo único que sabía era que lo que en dijera me iba cambiar completamente, para bien o para mal.

Si le llegó a pasar algo a alguno de mí familia yo me moría por atrás de él o ella.
No iba a resistir, no iba a poder.
No.

-Acá, soy su hija, Rocio - dije con la voz temblorosa

-Rocio...- dijo el médico

-que paso con mí familia, decime por favor- dije mientras sollozaba y tenía atrás mío a Enzo, que me estaba agarrando para que no me caiga, el dibu, Otamendi, di  Maria, el Kun, Lautaro y a Scaloni.

-Los menores, Thiago Messi, Mateo Messi y Ciro Messi se encuentran fuera de peligro, van a estar internados igual así están monitoreados-

Dijo el médico y sentí un peso menos, una mochila pesada, muy pesada, menos.
Solo faltaba saber por mis pilares más grandes .

-gracias dios...- dije mirando al cielo

Sentí unas palmadas en mí hombro

-Y mis papás?- dije con todavía mucho miedo

-tus papás...- dijo el médico

-mis papás que ?- dije con la voz quebrada

-tus papás están grave, los dos- dijo y sentí que me moría, sentí un dolor en el pecho inexplicable. Sentí que mí vida se derrumbaba completamente.

-decime que no...- dije

-no sé si salen señorita, tantos años trabajando en salud, y la verdad no creo, ojalá que si pero por las dudas usted vaya despidiéndose, no los veo mucho tiempo más en este mundo- dijo mirando para abajo.

-Cuando los podemos ver?- pregunto Enzo

-a los niños y a los adultos ahora, a los niños en la habitación donde se encuentran y a los adultos tras un vidrio, porque en la zona que están es delicada- dijo y se fue

-sentate Ro...- dijo Scaloni

-me voy a morir- dije llorando mientras me tapaba mí cara

-Ro, sé que es muy difícil, pero sé fuerte...- dijo di Maria mientras me abrazaba

-Ro, no estás sola, está también es tu familia- dijo el Kun

-se fuerte por tus hermanos, ellos te necesitan- dijo Enzo

-chicos siento un dolor en el pecho inexplicables, un dolor como si fuese que se  me parte el corazón literalmente.- dije mientras trataba de respirar pero no podía, estaba muy alterada.

-ro tranquilizate, Anto y Lio son fuertes, van a salir de esta, estoy seguro- dijo el Toro

-sí Ro, son papás ellos también, van a dar lucha- dijo Scaloni

-vamos a ver a tus hermanos que seguro están mal- dijo el dibu

-pero amor ponete bien que le tenés que transmitir seguridad, hacelo por ellos- dijo Enzo mientras me abrazaba

-sí...-

-Pensa en ellos, seguí adelante únicamente, específicamente y exclusivamente por y para ellos- dijo Otamendi

Eso me hizo hacer dar un click y es verdad, ellos ahora son mí prioridad, ahora solo somos ellos y yo.
Ojalá dure poco y vuelvan mis papás, pero por  mientras somos ellos y yo.
Yo tengo que estar bien por ellos.

Fui a la habitación, cuando entré, se les llenaron los ojos de lágrimas a ellos y me sonreían mientras estaban en las camillas.
Ahí sentí un dolor tan pero tan grande, ver a mis hermanos, a mis motorsitos de vida, a mis todo terreno, mis monstruitos más bellos, tirados en una cama.

-mis amores- dije y me pare en frente de sus camas

-Ro...- dijeron los 3

Así que fui cama por cama a darles un abrazo, empecé por Ciro, así lo decidió Thiago, el mayor.

-Ro te amo...- dijo mateo y ahí fue cuando le pedí a todo, a Jesús, María, dios, y quién sabe a  cuántos más, que nunca me falten ellos ni mis papás.

-Ro, nunca nos faltes por favor...- dijo Thiago

-Ro tengo miedo...- dijo Ciro

Yo los abracé a los 3, uno por uno y los trate de tranquilizar.

-mis amores, ahora vengo yo, voy al baño si?- dije y ellos me asintieron con la cabeza

-bueno Ro- me dijo Thiago

-ahí viene el tío Enzo a hacerle compañía- dije y ellos se pusieron más felices.

Entro Enzo y yo aproveche para ir a ver a mis papás.

Camine por los pasillos de la clínica con lágrimas en los ojos, esas lágrimas que van a salir en cualquier momento, con un dolor en el pecho que sentís que se te estruja, la garganta echa un nudo y tu voz que sentís que se quiebra.

Camine esos pasillos con un miedo inexplicable, con una tristeza que me consumía, mis piernas temblaban. Mis ojos ya no podían contener esas lágrimas y mí cabeza solo pensaba en encomendarse a dios y pedirle un milagro, que mis papás se mejoren, que no me dejen sola con mis hermanos, que no nos dejen...
Que por favor a mis hermanos nunca les falte nada y menos sus papás.

Cuando entré a esa sala, los vi, juro que no podía parar de llorar, no podía pensar que en unas horas mí vida entera iba a cambiar, tenía incertidumbre, no sabía si mí vida iba a dar un cambio de 360° para bien o para mal.

Los vi ahí en una camilla y todos conectados.
Yo tenía unas ganas inexplicable de ir a abrazarlos y sentirlos cerca una vez más.
Pero no podía, me encontraba trás un vidrio, llorando, encomendando me a dios por un milagro e intentado despedirme, pero no podía, no me salía, nunca pensé que iba a pasar por todo eso...

Lo que pasa en Qatar queda en QatarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora