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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀‧₊˚ ☁️⋅♡𓂃 ࣪ ִֶָ☾.
Era madrugada, y estaba claro que ninguno estaba acostumbrado a estar despierto a esa hora. Incluso Bokuto cabeceaba del sueño.
"Cuento contigo", despedía Yukie a la rubia. "Recuerda que nuestros chicos son bestias domables, pero por favor, no te unas a ellos; no habrá nadie que los regañe", bromeó Yukie, provocando una sonrisa nerviosa en Hana. "Tranquilízate, tonta. Lo harás bien. Diría que hasta sorprenderás a tu enamorado", susurró Yukie, provocando que Hana se sonrojara fuertemente.
"Calla, calla", repitió Hana varias veces. "No creo que se acuerde".
"He visto cómo se coqueteaban, eso no se olvida fácilmente", comentó Yukie, dándole codazos a la rubia, quien ya se sentía bastante avergonzada. "Solo recuerda que debes hacerte la dura; ese idiota no debe sentirse ganador".
"Estás hablando demasiado", dijo Hana alejándose, ignorando las burlas de su amiga. "Prometo que si necesito ayuda, te llamaré. Debes estar atenta", añadió Hana mientras subía al autobús. Se detuvo antes de cerrar la puerta para dirigirse a Yukie. "Te quiero", dijo antes de subir completamente y sentarse. Los gritos de Yukie aún resonaban desde adentro.
"¡Hana, yo también te quiero!", la chica hacía gestos desde la ventana. "Debes contarme todos tus avances", dijo antes de ser reprendida por el profesor.
"¿Avances de qué?", preguntó el albino desde la separación de los asientos. "¿Acaso planean algo sin mí?"
"Para nada, Yukie solo bromeaba", respondió Hana buscando sus audífonos en la mochila. "¿Crees que me puedas prestar tus audífonos?", miró donde antes estaba la cara del chico, pero ya no estaba. Suspiró cansada y se acomodó para dormir, pero una mano le extendió los audífonos. "Gracias", susurró la chica.
"No te preocupes, iré durmiendo", dijo el albino, siendo lo último que escuchó Hana.
El viaje no fue largo, y si el tráfico no los traicionaba, llegarían en una hora y media. A mitad del camino, la chica sintió que sus ojos se cerraban y no pudo objetar.
Después de un rato, notó que su música no sonaba y escuchó murmullos cerca de ella. También notó que el autobús no se movía; estaban detenidos. Abrió los ojos sorprendida al encontrarse con el albino y el pelinegro que la examinaban mientras dormía.
"Me dan miedo", dijo la chica arreglándose un poco. "Deberían haberme avisado que habíamos llegado".
"Te íbamos a despertar ahora", habló Akaashi con tranquilidad mientras agarraba su equipaje. "Bokuto dijo que debíamos observar tus pecas mientras dormías", añadió antes de bajar del autobús.
