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── La noche anterior...
"¿Me estaban esperando?" Hana preguntó con una sonrisa, sentándose junto a sus amigos en la mesa de la cafetería. Apenas había comenzado a tomar asiento cuando notó la mirada inquisitiva de Yukie fija en ella.
"Yukie, no me mires así", la acusó, mientras intentaba distraer la atención.
"¿Dónde estabas, señorita?" Yukie la interrogó con un tono sospechoso, entrecerrando los ojos.
"Revisando la última tabla de anotaciones, ya sabes, cosas normales", respondió Hana con una rapidez que pretendía sonar casual. Se inclinó hacia su plato, tratando de parecer concentrada en su comida. Sin embargo, Yukie no dejaba de mirarla, visiblemente escéptica.
"¿Qué más estaría haciendo?", añadió Hana, como si la respuesta fuera obvia.
"Dímelo tú," Yukie respondió, manteniendo la presión. Su expresión se suavizó solo un poco antes de añadir, con un destello de picardía, "No estarías por ahí con Kuroo, ¿verdad?"
El comentario hizo que Hana se atragantara levemente con su comida. "No," respondió demasiado rápido, su voz ligeramente más aguda de lo habitual. Sin embargo, el destino parecía estar en contra de ella, porque en ese preciso momento, la puerta de la cafetería se abrió de golpe, y todos los ojos se dirigieron hacia la entrada.
Kuroo entró con paso decidido, pero su rostro estaba extrañamente teñido de un rojo intenso. No dijo ni una palabra al grupo, ni siquiera miró en dirección a Hana, lo que fue más extraño aún. Con el ceño ligeramente fruncido y los labios apretados, caminó directamente hacia su mesa habitual con sus compañeros de equipo, sin detenerse ni un momento para intercambiar su habitual sonrisa arrogante o comentario bromista con ella.
Yukie notó la escena y sonrió con una satisfacción que le brillaba en los ojos. "Ajá, ¿y eso qué fue?" preguntó con una sonrisa maliciosa.
"¿Eso qué?" Hana trató de sonar despreocupada, pero sus mejillas comenzaron a colorearse. Evitó mirar en dirección a Kuroo, aunque podía sentir la tensión en el aire entre ellos.
"Oh, vamos, no me digas que no lo viste. El chico ni siquiera te miró, y eso, eso no es normal." Yukie estaba disfrutando mucho más de lo que debería.
Hana suspiró, empujando un mechón de cabello detrás de su oreja mientras trataba de mantener la compostura. "Solo está cansado, probablemente del entrenamiento."
"¿Cansado?" Yukie rió. "Esa no es la cara de alguien que está cansado. Eso es la cara de alguien que acaba de pasar por algo."
Hana cerró los ojos por un segundo, tratando de calmar el repentino ajetreo de su mente. ¿Kuroo se habría sentido igual de nervioso después de su beso en el pasillo? Se mordió el labio, sin querer admitirlo ni siquiera ante ella misma.
Sin embargo, no pudo seguir pensando en ello, ya que Kuroo, aunque inicialmente evitaba el contacto visual, de repente giró la cabeza en su dirección. Por un breve segundo, sus miradas se encontraron, y aunque él intentó mantener la compostura, su leve sonrojo lo delató.
