𒈞Capitulo 1.- La Llegada al Mundo de las Maldiciones𒈞

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Ciudad de Puebla de Los Angeles
9:37 PM

La luz de la Luna y las estrellas iluminaban las solitarias calles de Puebla, apesar de la oscuridad, esta se ve interrumpida por la luz interior de un negocio; Panadería "San Juan"

Dentro de este, el joven Leo San Juan yacía con su cabeza apoyada en su mano, aburrido pues debido a las horas era difícil que algún cliente llegué

Este había sido encargado pues Dionisia estaba fuera y Nando estaba "viviendo la vida loca" como el había dicho

Leo: suspira quizá ya deba cerrar.

Leo saca bajo del mostrador un balero, uno que lo habia acompañado desde hace mucho tiempo y comienza a jugar con el, pemsando en debería cerrar el local o no

...sin embargó, el sonido de la campana de la puerta y el sonido de la puerta cerrándose le hace levantar la vista intrigado

Pero el lugar seguía vacío, parecía que no había entrado nadie.

Confundido, Leo rodea el mostrador y se acerca a la puerta, mirando por el cristal de esta no parecía notar nada

Leo abre la puerta...pero una luz blanca le hace entrecerrar los ojos, este lleva su mano hacia la cara tratando de evitar que toda esa luz llegue a sus ojos

La luz poco a poco baja su intensidad y una multitud de personas aparece caminando de un lado al otro, entre más se adapta su vista más nota los extraños objetos metálicos con ruedas que van a toda velocidad, los enormes edificios que parecían llegar al cielo

Leo abre sus ojos como platos, estaba impresionado ante tal cosa que sus ojos miran y en ese preciso momento nota como la mano en la que supuestamente estaba sosteniendo la puerta...ya no tocaba nada

Baja la mirada y nota como no había nada detrás de él...la Panadería no estaba... pero en el suelo, cenizas formaban un circulo alrededor de el

Estaba apunto de gritar el nombre de Nando y cualquier nombre que se le viniera a la cabeza pero...si ni siquiera estaban en la Panadería ¿porque estarían aquí?

Leo comenzó a caminar, tratando de distinguir algo que le diera un referencia en donde estaba pero nada aquí se asemejaba a Puebla

Comenzó a sentirse nervioso, la caminata se volvió trote y el trote subió hasta que ahora estaba corriendo

Sentía que el aire era distinto, sucio o quizá contaminado, todo era diferente...

Esta misma sensación de un aire sucio le hizo detenerse cansado de su leve carrera, en medio de unas calles con edificios que almenos no eran tan enormes...

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