Mis parpados comienzan a abrirse con dificultad mientras mi cabeza punzaba de dolor, un dolor que provoca que los cierre para así poder controlar el malestar que azoraba mi cráneo amenazando con explotar. Aprieto mi mandíbula volviendo a abrir mis ojos para poder enfocar mi vista, pero todo lo que podía divisar era totalmente borroso. Un dolor desgarrador se posa en la parte baja de mi vientre, logrando que mi espalda se doble. Muevo mi cuerpo con la intención de levantarme, a pesar de que la parálisis en él, me lo impedía. Llevo mi mano a la zona que me quemaba como el infierno. Notando que al hacer contacto con ella, se adhiere a mi mano un líquido viscoso un tanto caliente. Mi cabeza vuelve a punzar al igual que mi vientre, gruño en protesta. Mientras mi vista se va mejorando de poco. Otra punzada ataca mi cuerpo con la diferencia de que ahora es un ardor el que rasgaba mi vientre. Dirijo mi vista a la zona dañada. Mis ojos se abren de sobremanera impactados por lo que ven. Con la otra mano libre por inercia, tapó mi boca para callar el grito que peligraba con salir.
¿Pero... qué?, ¿qué cosa es eso? —pienso en voz baja al mismo tiempo que muevo mi cabeza, negándome a creer que lo que precensiaban mis ojos era real.
En la parte baja de mi vientre se encontraba una grande y larga herida, hecha al parecer por unas enormes garras. La sangre roja y espesa salía de ella sin detenerse hasta formar grandes charcos en el suelo. No tenía palabras para describir lo que veía. Lo que en verdad me tenía tan aterrada no era simplemente la herida, más bien eran las venas negras que sobresalían de mi piel. Esparcidas alrededor del largo corte. Unas venas que se movían con lentitud similar a varios gusanos. Mi rostro reflejaba, terror, desagrado, asco.
__¿Qué es...?__ Desde la boca de mi estómago comienza a ascender un líquido que llega hasta el inicio de mi garganta. Era tan repugnante ver el movimiento de las venas, que las náuseas que me atacaban no se detenían. A pesar del sobreesfuerzo que hacía para no terminar vomitando en el suelo. Mi corazón martillaba erráticamente, consiguiendo que mi sangre circulara con más precisión y rapidez por mis venas hinchadas a causa de la presión que ejercían.
Asustada, miro hacia los lados, fijándome en el lugar en el que estoy, mi casa. A lo lejos puedo divisar los cuerpos de mis padres tendidos en el suelo inmóviles. Me arrastro por el suelo. De mis labios escapaban gruñidos del dolor que causaba la herida, al abrirse por el movimiento brusco de mi cuerpo al esforzarme por arrastrarme.
__¡Madre!, padre.__ Susurró en una voz casi audible. Mi corazón dejó de latir, el oxígeno ya no fluía hacia mis pulmones. El pecho se me oprimía, mi garganta ardía por el nudo que se había formado en ella. Mi mano, que eran un manojo de nervios, acariciaban el rostro frío y pálido de mi madre. Mi cuerpo se paralizó al percibir que no respiraba.
__Madre...,madre__Mis ojos se pasearon por todo su cuerpo. Las palabras se detenían en mis labios. Mi mente era un caos__ ¡No!..., ¡no!... no!__ me repetía una y otra vez. Mi madre no está muerta. ¡No! —me repetía a mí misma queriendo convencerme — Ella está bien..., ¡Madre despierta!___con desesperación, comencé a mover el cuerpo de mi madre. Gritando que se despertara. Rogando que todo lo que estaba presenciado era solo una simple pesadilla. Que solo era un mal sueño. Que era todo obra de mi mente. Quería tanto convencerme de eso. Creer en esa falsa ilusión. La cual daría todo porque fuese real.
Mamá...!__ giro al instante hacía el cuerpo de mi padre y a rastras me le acerco. Respiro con pesadez por el dolor que se formaba en mi pecho. Con mi mano aun temblorosa acaricio el brazo de mi padre hasta llegar a su pecho percibiendo que su corazón no latía. Fijo mi vista en su cuerpo. El estado era igual que el de mi madre, deplorable. Todas esas marcas en su piel conseguían que algo dentro de mi se rompiera en cientos de pedazos. Sé por el estado de sus cuerpo que fueron torturados sin pudor durante varias horas. Y eso era lo que más me enfurecía.
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Mi Enigma
Mystery / ThrillerMuchas veces los sueños encierran parte del pasado. Ese parte que tu subconsciente evita que recuerdes. El incidente en la casa de los Silvas fue un antes y un después para la vida de la pequeña Charlot. Viviendo su día a día sin poder recordar lo...