Estoy en uno de los pasillos de la villa Geum, dónde Soobin y Miyeon se han casado y ahora estamos en la parte de la fiesta. La puerta para el baño de mujeres y minusválidos está delante de mí, pero no puedo moverme, porque sé lo que hay enfrente de mis narices; sé quien está adentro porque lo reconozco y sé ya de sobra la situación en la que estoy.
Decido darme la vuelta y volver a mi mesa, ya no hay nadie en la pista de baile o en la barra, resulta que es la hora de los discursos y resulta que no encuentran a la novia. Todos se encuentran llamándola, tampoco se preocupan mucho porque la ceremonia ya pasó, por lo que la boda en sí ya está finalizada. Yo me levanté para ir en busca de mi pareja, fue al baño al poco de entregar el postre y lo perdí de vista, luego eso es lo que pasa cuando tu novio es un maldito infiel. Por eso tampoco me preocupo cuando cada uno vuelve luego de un rato, porque ya sabía lo que había pasado.
El muy cínico se atreve a cogerme de la mano cuando se sienta en la mesa acompañados de caras que conozco porque todos éramos compañeros del instituto. Le retiro la mano disimuladamente y sé que sabe que sé lo que ha pasado porque ya ni me molesto en reprochárselo, la forma más cruel de insultar a alguien es ignorándolo, y parece que soy una experta en eso.
Sale al estado todas las personas que en un momento creí que eran amigos míos, de los de verdad, de los que estaban en las buenas, en las malas y en las que no había nada, la cual realmente es la más importante, al parecer, sólo a mí. Todos dicen lo mismo, recordando los años del instituto, momentos inolvidables, anécdotas insuperables y segundos infinitos. Por un momento parecía que estuviesen hablando de como fue mi estadía por esos años, por que la verdad es que esta podría ser mi boda, con Soobin, con mis amigos, y con mi familia.
Pero no, ahí está Miyeon desde la mesa principal, mirándome de reojo y disfrutando de las lágrimas que corren por mis mejillas, de lo jodida y traicionera que es la vida.
Because I deserve it...