—Vámonos. —El pelinegro de cabellos puntiagudos, prendas rasgadas, piel desgarrada y cuerpo aletargado alargó una caminata hacia el par de cuerpos tendidos en el asfalto. La anatomía del trío a la vista de cualquiera era cruda.
El incidente de Shibuya masacraría las mentes de los combatientes. Kento Nanami murió heroicamente, aunque cualquier espectador que conociera parte de su vida, anhelaría que en vez de conectar con la muerte, conectara con su vida deseada en Malasia. Pero el camino de la vida no siempre era parejo con la humanidad y menos en una guerra en la que se daba la vida por la eliminación de las maldiciones. Nanami se había jugado la vida.
—Kugisaki! todo estará bien... ¿de acuerdo? —Fushiguro, quien se arrodilló a un lado, le estampó una serie de palabras de aliento a su compañera cerca al oído, cuyo cuerpo desplomado y débil amenazaba con dejar de funcionar en menos tiempo de lo esperado. Su palpitar parecía estar cansándose, se alentaba con el pasar de los segundos. ¿Kugisaki? la mujer más testaruda y segura de sí misma no se iba a dejar vencer. A los ojos de Fushiguro, ella no desaprovecharía las ofertas invernales de Balenciaga, ella tenía que estar ahí, en la venta nocturna, en primera fila. Pero un traicionero nudo en la garganta amenazó al azabache con quebrarle la voz por el fresco incidente.
Itadori en medio de la perdición aún no rebasaba el shock de ver morir a Nanami y mucho menos, de no haber podido evitar el brutal ataque que dejó a Nobara debatiendo entre la vida y la muerte.
Megumi alzó el cuerpo moribundo de su compañera entre sus brazos, sintiendo un suave alivio de que por el momento, había acabado una pesadilla, la cual Yuji tardaría en procesar. Ambos caminaron en una dirección concreta, en donde la silueta del hechicero más poderoso de todos los tiempos aguardaba por el equipo. Sin decir una sola palabra, encubrió a sus alumnos entre sus brazos. Mismo que liberó una vibra protectora, cálida y alentadora.
[...]
La escuela de hechicería experimentaba un momento taciturno, pues retomar las actividades cotidianas para algunos se les colocó como un verdadero reto, sin embargo, para los alumnos de Satoru Gojo, además de abrumadora, era preocupante. El estado de Nobara a pesar de ya no ser crítico, era complicado para su ser y su vanidad. Especialmente en aquel atardecer lluvioso en Tokio, en donde las gotas de lluvia rechinaban sobre el cristal de la habitación de hospital en donde reposaba y se quejaba de su estado estético.
Su piel herida en exceso era una de las cuestiones por las que no sentía paz. Más aún, cuando amenazaban con dejar cicatrices imborrables.—No puedo creer que sigas quejándote, ¡basta, Kugisaki! Agradecida deberías estar por no haber perdido el ojo o tener el rostro desfigurado. Más aún, por no haber terminado muerta. —la reprendió Fushiguro de manera seca. Era quien aún se cuestionaba por qué hacía berrinche. ¿Por qué no le cabía en la cabeza que el que cargó con la mayor preocupación por sus dos compañeros fue él?, ¿se les hacía tan fácil?
De ser así, no se retractaría, eran unos auténticos idiotas. Si supieran el alivio que lo abundó cuando supo que ella le había ganado a la muerte y que Itadori estaba casi intacto. Pero sobre todo ¿por qué Nobara no podía ver más allá de su belleza física?, era una fémina inteligente, que "le gustaba verse linda y vestirse a la moda tanto como le gustaba ser fuerte", de carácter inquebrantable, ¿por qué era tan tonta para no ver lo guerrera que era?
¿Habría más allá de su superficialidad? Nobara era un caso que había que resolver y que le provocaba un rotundo dolor de cabeza cada que hablaba de más.—¡para ti es fácil porque tú no eres quien tiene rasguños por todo el rostro, ni puntadas en la cabeza, ni te tienen bajo el concepto de "débil"! —permaneció cruzada de brazos. Estaba enojada con la vida. Podría parecer estúpido, pero para quien la conocía, sabría qué tan complicado sería el proceso de curación, ya que temporalmente tendría que emplear un vendaje sobre el ojo dañado.
Aunque la gota que derramaba el vaso era esa sensación que se alojaba en su pecho. El sentimiento de debilidad post incidente.Tres días atrás a Nobara la habían estabilizado, aunque desde un inicio se turnaban entre ambos compañeros y profesor para cuidar de ella. Gojo era un auténtico desastre cuando era su turno, pues justamente un día antes, le había llevado una caja de cereal, a la cual le había hecho un par de hoyos, pues Nobara le había hecho el comentario de que no quería mirarse lo espantosa que se veía.
Flashback.
—Te traje la solución, pequeña desquiciada. —le tendió una caja de cereal, con un par de agujeros para sus ojitos. — así ya no verás lo espantosa que te ves. —mencionó el albino con una sonrisa de oreja a oreja. Quería sacarle una linda sonrisa a su alumna.
Por otro lado, ella hervía de furia.—¡PERO TENGO VENDADO UNO! —le remarcó exaltada, con el rostro echando fuego. Por eso y por realmente decirle que se veía espantosa.
—Traer los ojos vendados es el último grito de la moda, mírame, soy el claro ejemplo. —sonrió nuevamente, esta vez con su blanca dentadura a la vista.
—¡EN ESE CASO PREFIERO TRAER LA CAJA DE CEREAL!
Fin del Flashback.
Fushiguro intentó digerir todas las palabras de Nobara. Para él era un tanto difícil sacarla de la estúpida idea que tenía acerca de la belleza física, pero cuando estaba por aportar algo, ella lo callaba sin dejarlo objetar. Si le tenía paciencia, era solamente por su estado de salud. Aunque después simplemente optaba por hablar a su favor.
—¿Fácil? he estado aquí demasiado tiempo teniéndote paciencia, misma que ya no tengo porque acabaste con ella, Kugisaki. Así que estate quieta y come, que esto ya se enfrió. Pareces una niña. —bufó con amargura, revolviendo la sopa de verduras que yacía en el buró desde una hora atrás. Tomó la cuchara con una expresión seria, como de costumbre y la acercó a la boca de su compañera, la cual se negreaba a ingerir porque no tenía sabor. Él simplemente mantuvo ahí la cuchara, con una mirada firme que hizo que terminara por comerla.
—¡No soy una niña! —exclamó y posteriormente hizo gestos que denotaban lo insípida que era la sopa.
—pues actúas como una, tonta. —dijo sin rodeos.
—¿CÓMO ME DIJISTE?! —la fiereza femenina salió a la luz, pero sólo se quedó en amenaza.
—¡que ya te calles! —dijo Megumi antes de meterle otra cucharada de sopa de imprevisto a Nobara, asegurándose de que comiera correctamente. Pues había descubierto que cuando estaba al cuidado del profe Gojo o de Itadori, se deshacía de la comida fácilmente, fingía comerla y posteriormente la empaquetaba en una bolsa y se las obsequiaba a los vagabundos desde la ventana. Pero con él no aplicaría ese truco. No estaba en contra de sus ocurrencias, pues al final estaba ayudando a los homeless, en cambio, ella se dejaba al final.
—Si me vuelves a callar te voy a patear el trasero y haré que te la comas tú, antisocial. —se puso de rodillas sobre la camilla, en un modo intimidante, mientras su índice apuntaba la silueta adversa.
—deja de llamarme así. —bufó al instante. Volteó los ojos con bastante irritación.
𝆬!
¡Holaa! este es el primer capítulo de una historia Fushikugi que hace un tiempo quería comenzar.
Será espontánea, así que, dejaré que fluya para ver cómo se va dando, igual si quieren algunas propuestas de shipps que les interesaría ver dentro de este fic, coméntenlos! aunque principalmente estará basado en Megumi x Nobara.
No olviden dejar su voto y hacerme saber si les gusta. <3
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𝐀𝐧𝐭𝐢𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥 ✿ ( 𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢𝐤𝐮𝐠𝐢 )
Fanfiction- ¿un zombie antisocial? - un zombie antisocial, ese será tu nuevo nombre. - ¿y si mejor te callas?