Prólogo.

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 El crimen perfecto no es más que la ilusión de cualquier escritor de novela negra, no es más que una teoría afianzada durante años de que hay formas de arrebatar la vida de alguien sin que la justicia o el karma rinda sus cuentas pendientes.

A veces me lo planteo, si alguien normal, con un coeficiente intelectual normal y una vida completamente normal podría llegar a cometerlo, y, si la motivación de una persona para cometer un acto así podría llegar a no vincularse nunca.

¿Qué se necesitaría para cometer un crimen perfecto? Como escritora, evidentemente, habría que pensar en todos los detalles y oscuros secretos que podrían vincular a alguien a tener la voluntad de hacer conscientemente algo así. Pero vamos a partir de los tres motivos principales, amor, avaricia u odio (incluyendo el hecho de encubrir otro delito o asesinato anterior en esas tres categorías).

¡Qué importantes son los detalles! Tanto que se han de cuidar con mimo, como si de tus propios animales se tratase. La hora del crimen, las coartadas de todos los sospechosos, los detalles de las escenas de los crímenes e incluso las posibles vinculaciones personales de los sospechosos al asesinato. A la hora de escribir, el móvil tiene que ser lo suficiente atractivo que la gente tenga la voluntad de saber más de ti, pero tiene que estar lo suficientemente oculto como para no ser desvelado hasta el final, y no convertir un posible "Best Seller" en una novela de Wattpad de poca monta.

Sin más dilación, aquí dejo mi interpretación de lo que podría ser la novela perfecta, desde los ojos de la investigadora más mordaz e inteligente, Verónica Castillo y su investigación conjunta con una local llamada Paula Franco, que colabora con la policía, estudiante de Biotecnología y no menos importante, escritora de novelas de misterio.

Paredes de tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora