Capitulo I

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Mi nombre es Isabel Madness ¿increíble?, no lo creo, tal vez casualidad, pero el me afirmó que el destino no existe y que si las personas están juntas es por su propia elección y la verdad ya no se que creerle y que no; recuerdo perfectamente cuando lo conocí.
En persona claro, hablar por messenger estaba pasando de moda y me sentía lista para conocerle, pues era uno de los amigos de Mario (el chico mas emo y otaku del que se podría estar enamorada a los doce años).

Ese día solo tenía una interferencia meramente extraña pues mi madre desconfiaba de ese otaku raro que vestía una sudadera roja con detalles anime y colores eléctricos. Ella nos observaba desde el ventanal gigante del pasillo de las escaleras mientras se repetía en voz alta
-¿quién será ese mocoso?, ¿qué ventana tan sucia? ¿Que tendrá que ver con mi hija? ¡Nala! ¡Que estas mordiendo! ¡Suéltalo! .-
ella gritaba histérica pensando que no la escucharíamos pero como casi siempre se equivoco.

- ¿Qué le sucede a tu madre?.- preguntó Dimitri con cara simpática. Lo recuerdo tan bien que pienso que sucedió apenas hace unos días.

La mayoría de las veces, este recuerdo vuelve a mi a travez de mis auriculares, los viajes en autobús, y las largas carreteras de camino a casa de mi madre.

Escucho esa primera canción que me hace recordar esa estúpida carta donde decía que amaba su forma sapiosexual de amar y eso era excitante, en cierta forma recuerdo la vez que me bese con su novia "sangre sucia" y valla para nombrecito.

Ese día fue extraño, las bocinas retumbaban por nuestro sistema digestivo y charlabamos tranquilamente.-así que Patricia ¿no es cierto?.- ella me miró indiferente y se le escapó una pequeña risita.- así que Isabel jaja.-
le puse una cara de tonta pero mi pregunta la confundió.
-Sabés, siempre he amado a Dimitri.- ella no dijo nada, y hasta ahora creó que fue lo correcto, nos encontrábamos afuera del laboratorio de la que en aquellos tiempos era mi secundaria; no había nadie en los pasillos así que de nuevo la sorpresa la embistió por la espalda.
- así que no dudes que lucharé por el Patricia.
-en ese momento su cabello era sacudido por una corriente de aire helado, yo me hacer que un poco al igual que ella, y sucedió, un beso cálido sin amor pero, dulce, ácido, una explosión de sentimientos y sensaciones mescladaz.
Cuando nos separamos ambas estábamos conmocionadas y nadie dijo una palabra, hasta que Mario apareció y dijo: - hey chicas, Dimitri las ha estado buscando, ya casi es su turno y quiere que estén en primera fila.-
Ambas accedimos, y como no, el ya hacia en el escenario, me siendo su hermosa cabellera.

Recuerdo perfectamente que vestía unos jeans color negro súper entubados, una camisa a cuadros rojos con negros, y una playera de Pink floyd, unos converse color negro y para cerrar con broche de oro. Su hermosa sonrisa blanca coloquial.

No sabía como reaccionar el me miraba y luego miraba a Patricia, la cual no era tan guapa pero a decir verdad tenía lo suyo. Un miembro de su banda "burrito rojo" llamado Travis, abrió el pequeño espacio con un sólo de guitarra eléctrica mie tras todos coreaban "red,red,red"
.- ¿que estas haciendo pequeño conejo.- dijo Ela fingiendo una voz ronca de chico perverso. Yo hago un grito de pánico y riendo conteste.- Oye con calma o me dará un infartó.-

Ela sabía de mis sentimientos hacia Dimitri y me apollaba, decía que los sentimientos no tienen edad y que si quieres sentir, la preadolecencia es el mejor momento. - Pequeño conejo- dijo Ela sin rodeos. - ¿acaso no estas incómoda con la precensia de Patricia?.- la mire de reojo y rei.

Pensaba no contestar pero lo hice.- Claro que no, así me doy cuenta de la clase de hipócrita que suele ser con todos, siempre la víctima salvada por el rey, me enferma.- silencio.- Dimitri se aproxima hacia nosotras actúa natural.- no quise mirar así que sólo suspire y absorbí su aroma penetrante a masculinidad. -hola Señor juandimitri.- dijo Elsa divertida por su estupido comentario, pero así era ella. Todos nos reimos y cotilleamos un poco.

Más tarde me encontraba tranquila en casa esperando a que el estúpido de Mario me llamará, pero no lo hizo en cambio recibí otra llamada que me dejó la piel erizada. Como nunca. Y con voz tímida conteste.- ¿Dimitri?. - Suspiro y dijo: - Así es chica lista-. No sabía que decir entonces sólo me reí y lo siguiente casi me mata.
-¿Oye puedo hablar contigo?, necesitó un buen consejo, una buena amiga y una chica lista. -
me quede boquiabierta y respondí que si, continuamos así hasta las doce y media de la madrugada, charlando de Patricia y si debería o no terminar con ella, yo le repetí que lo amaba pero como siempre y de costumbre me evadía.

Al día siguiente me desperté inconsciente de que era domingo por la mañana y un viaje a casa de mis abuelos era lo que menos necesitaba.
Como de costumbre lo que necesitaba eran sus besos. Pero el no estaba. Nunca estaba, nunca le interesó "lo nuestro" si así se le pudo llamar.

Mejores amigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora