Capítulo 1

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REBORN

Escocia finales del siglo XVII es una época de disturbios y confrontaciones religiosas, peligros nacientes de la oscuridad y rencores del pasado. Luego de la última ejecución masiva por brujería dos mujeres unidas por la sangre pero divididas por sus propias decisiones darán y quitarán vida en las tierras del Clan McRae. Una de ellas ha de ocultarse muy bien en su vida campestre deseosa de olvidar su pasado y construir algo mejor, la otra sólo arde por los deseos de venganza.

1

****

Espesa es la oscuridad en esta noche, la lluvia cae con violencia marcando el negro cielo con serpientes de electricidad, uno que otro rayo toca tierra provocando estruendos tenebrosos y destellos macabros.

Unas piernas cansadas de correr atraviesan el denso bosque, el lodo provocado por el clima le hace caer golpeando su rostro con violencia al llegar al suelo, pero eso no le detiene y sigue con su carrera. Es fácil confundir las lágrimas de su rostro con las gotas de la lluvia que mojan su humanidad. El terreno es demasiado irregular, las rocas le hacen tropezar, algunas veces le provocan una caída otras sólo un tropiezo, los agujeros en el suelo son trampa para sus pies. Debido a la oscuridad y a su desesperación no tiene cuidado por donde pisa, nuevamente cae, su pie se hunde en un hueco con la profundidad justa para hacerlo golpear contra el suelo mojado y lodoso. Se levanta y siente cómo comienza a hundirse en agua: "EL RIO" piensa. El camino se acorta.

Su travesía casi termina, alcanza a ver una pequeña y humilde casa de la que sale una débil luz de vela. Su cuerpo empieza a desmoronarse justo en el momento que llega a la puerta, la abre y se deja caer en el interior de la casa. Está mojado y cansado pero sin tiempo para recuperar el aliento, un grito de dolor nacido de lo más profundo se escucha.

A escasos uno o dos metros está su mujer tendida en un catre, se retuerce de dolor, grita de desesperación, en cualquier momento dará a luz.

-¡DECLAN!-grita nuevamente desesperada.

-¡No está! La partera no está, la mujer del jefe está pariendo-responde angustiado.

Entre aquel caos una mujer aguarda paciente, los observa en silencio, guardando para si la preocupación que siente.

-¿Para eso viniste a sus tierras? ¿Para eso escogiste esta vida?-deja salir de su tranquila y fría voz.

Su rostro es duro, sin expresión de dolor o rabia, la cabellera le cubre la espalda y es roja como llamaradas de fuego. Los ojos son dos cuencos verdes, que te infunden terror, alta y delgada pero con una presencia fuerte e indomable. El tono de voz suena calmo, demasiado, penetrante como vidrio en la piel, es como el ronroneo de un felino salvaje cuando saborea a su presa.

-¡¿Qué haces aquí?!-el grito de Declan es el que se escucha ahora.

-Por favor-balbucea su débil mujer.

El angustiado marido voltea hacia su esposa y decide encargarse él mismo del parto. Separa las piernas de la primeriza y le ordena pujar, está completamente dilatada y ha coronado.

Con las pocas fuerzas que le quedan así lo hace, hay sangre por todos lados, mucha sangre.

-¡Puja!-exclama Declan-¡UNA VEZ MÁS, HAZLO!

Empuña sus manos sujetándose de la manta del catre y reúne su voluntad y vigor en uno solo, finaliza el esfuerzo con un clamor de dolor. El bebé ha nacido pero no llora, se deja descansar casi sin vida buscando el sonido del recién nacido con desesperación.

-Es una niña-dice su marido-Una hermosa bebita.

-¿Por qué no llora?-responde con dificultad.

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