Capítulo 4

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Duncan camina de un lado a otro en su cuarto, arroja cosas por los aires, no puede salir y liberar su furia porque entonces Augustus lo miraría y nuevamente comenzaría con sus intrigas. Ni puede ir a buscarla pues su padre ha salido con los guardias a la aldea más cercana, y correría peligro que lo encontrase con ella, así que no le queda más que ahogar su rabia y sus celos entre los cuatro muros de su habitación.

Abigail se acerca corriendo a su casa, cuando una voz la obliga a estrellarse con la puerta y caer el suelo

-¿Adónde estuviste toda la mañana?

La joven pasa su mano en el lugar del golpe pero permanece en el suelo risueña, poco a poco la risa se hace más fuerte y descontrolada, se queda acostada con un ataque de risa incontrolable

-¡¿Niña pero que te pasa?!

-Lo siento mucho-responde entre risas-Margo fui al río.

-¿Y por eso tan feliz?

-¿Qué tiene de malo?-se incorpora tratando de controlar su risa.

-¿Estuviste sola?

-Claro que si madre.

-Te he dicho que no me digas así, tu madre fue Ivanne.

-Y usted me ha cuidado durante 19 años creo que eso también la hace mi madre-comenta besándole la frente.

-Muchacha loca mira como vienes-dice tratando de reprenderla.

-Yo venía en perfecto estado pero usted me ha hecho caer-dice mientras le señala el golpe en su frente.

-Como sea, entra de una vez. Debemos hablar.

Una vez dentro Abigail retira del fuego una olla que hierve alguna clase de sopa y se dispone a servir el alimento.

-Debes irte mañana mismo-dice sin preámbulos la anciana.

-¿Mañana? Pero ¿Por qué?-la sorpresa la ha sacado de balance.

-En una semana cumplirás 19 y el camino hasta la casa de Selma es largo. Así que si sales mañana mismo llegarás a tiempo.

Abigail guarda silencio y toma su lugar en la mesa absorta en sus pensamientos.

-Eh niña ¿qué te pasa?

-Nada, es sólo que pensé que estaría aquí un par de días.

-Ya ves que no es así.

-Pero usted viene conmigo, ¿cierto?

-No Abigail, el viaje es largo y cansado, estoy muy vieja para tomar camino por tantos días. Te llevarás a Goliat.

-Está bien-responde preocupada.

Las estrellas aparecen en el firmamento y los McRae las reciben cada uno con sus preocupaciones.

Eleonor no tiene el valor de hablar con Duncan, después de la confesión de Andrew se encierra en su recamara y no baja a cenar excusándose sentirse enferma. Ian cena en el gran salón rodeado de sus hijos y Augustus ante los demás habitantes del castillo, la tensión que ronda puede sentirse en los huesos, los hermanos no se hablan, y responden con monosílabos a los comentarios y preguntas que su padre les hace.

-¿Tuviste buena caza hoy hijo?

-Así es padre.-Duncan no tiene deseos de conversar.

-Un par de liebres no es tener una buena caza.-dice Augustus desafiando al chico con la mirada.-Tal vez no manejas tan bien el arco.

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