Capítulo 9

2.7K 363 11
                                    

Jennie's POV.                  

Las horas se mezclaron las unas con las otras. Habían pasado dos días desde que me habían secuestrado. ¿Dos? ¿O tres? Podía sentir los efectos de mis medicamentos comenzando a disminuir. La ansiedad volvía a mi cuerpo.
                     
En la oscuridad del sótano, mis dedos se crisparon cuando me acurruqué contra la pared. Ciega, casi podía evocar la visión de la píldora en mi mente. La sensación de girar la tapa de plástico duro, hurgando entre las bolas de algodón en busca de pequeñas pastillas que me calmarían.

No había calma aquí, y respiré lentamente, tratando de evitar un ataque de pánico. Por más que a la mayoría de las personas les asusta la oscuridad, a mí no me importaba demasiado que si tenía luz en el sótano o no. Cuando era niña, nunca tuve luz de noche. Me encantaba construir fortalezas debajo de mi cama y esconderme allí.

Jennie, puedes mantener la calma. Inhala, exhala. 

La oscuridad, en realidad, era bastante relajante.

La puerta se abrió con un fuerte crujido, la luz empezando a entrar. Mi corazón se aceleró de nuevo, mi respiración se atascó en mi garganta. La ansiedad que había estado tratando de reprimir tanto inundó mi sistema, y mi corazón bombeó más fuerte. Mis extremidades querían correr, pero no había a dónde ir.

Su silueta llenó la entrada, y cuando dio un paso hacia adelante, vi que había traído comida: pan, queso y un paquete de salami seco.

ㅡBuenas tardes, Jennie ㅡdijo.

ㅡ¿Es por la tarde? ㅡno podía distinguir la diferencia entre el amanecer y el anochecer, atrapada debajo de la casa sin ni siquiera una ventana para mirar. ¿Por qué había intentado escapar? Podría haber tenido una ventana, al menos, aquí abajo. Ahora no tenía nada.

ㅡSe está haciendo tarde ㅡcomentó, sin emociónㅡ. Se acerca tu cumpleaños, de hecho. Pensé que podríamos hacer un intercambio.

ㅡNo tengo nada que intercambiar ㅡdije mecánicamente.

ㅡTienes mucho que intercambiar ㅡdijoㅡ. Tu obediencia, por ejemplo. Que hagas lo que yo te diga.

ㅡ¿Por qué?

ㅡMe hará feliz.

La fulminé con la mirada. Si no estaba bromeando, era una idiota.

ㅡ¿De verdad crees que me importa en absoluto hacerte feliz? ㅡle pregunté.

Ella inclinó la cabeza.

ㅡEres una criatura extraña, gatita ㅡhablóㅡ. Probemos de nuevo.

Se acercó y dejó caer la comida sobre la manta frente a mí. El olor del salami flotaba a través de la tenue habitación. Me hizo la boca agua. Extendí la mano, pero ella la apartó de inmediato.

ㅡTodavía no, gatita ㅡdijoㅡ. No hasta que te diga que puedes comer. Debes ser obediente, ¿entiendes?

Temblé, mis nervios se dispararon por no poder tomar mi medicamento. Otro juego, eso era todo. 

Bueno, esta vez, no iba a jugar. Ya no.

ㅡ¿Puedo comer? ㅡpregunté rotundamente. Ella no iba a hacerme daño sin algunos problemas.

ㅡNo.

Me apoyé contra la pared, cruzando mis brazos. Inhala, exhala. Puedes enfrentarte a ella, Jennie.

ㅡUn terrible desperdicio de pasos para venir hasta aquí con comida sólo para no alimentarme. ¿Era tu ejercicio del día?

ㅡChica descarada.             

Hers | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora