Gabriela se pasó a un colegio privado, el cual a ella no le gustaba, para ella todo era difícil, no entendía nada ni tampoco hacia sus tareas, su madre no estaba muy atenta porque ella trabajaba de 6 a.m a 5 p.m y llegaba a las 6 p.m y su abuelo lo único que hacía era recogerla y servirle el almuerzo, aparte su madre llegaba cansada y tenía que cocinar para el día siguiente.
Un día de esos Gabriela tuvo que ir a su casa sola, pero dejo las llaves, su abuelo estaba en una cita médica, entonces no la pudo recojer, así que ella fue a "la otra casa"; una casa en la que vivían sus tíos (hermanos de su abuelo), allí vivía una tía llamada Dilia (Dilia nunca le agrado, era chismosa e irresponsable), y dos tíos llamados William y Jairo; de alguna forma William y Jairo desaparecieron dejando todo: su ropa y pertenencias, nunca los encontraron, y según Dilia: "estaba fuera cuando desaparecieron".
Cuando Gabriela timbro, Dilia le abrió junto a un monto de gatos maullando.
–Hola... Tía (desanimada), deje mis llaves antes de ir al colegio, así que vine a ver si me puedo quedar hasta que mi mamá llegue y me habrá.– Dijo Gabriela.
–Si claro amor, tienes hambre?– Pregunto la tía –eeem... si un poco– no tenía muy buena espina
–pasa, hice un caldo muy rico– Haciendo que siguiera al interior
–ok, no me gusta mucho el caldo pero no importa– Respondió la pelirroja intentando no hacerla sentir mal
–ou, no lo sabia, si quieres te preparo algo mas– Convenciendo a la pequeña que se quedara
–no tranquila tia, no hay problema– respondió la pequeña tratando de no parecer maleducada
Dilia calento el caldo pero mientras lo servía, le echo un ingrediente.
–Gracias tía– Dijo la pequeña tratando de no parecer grosera
–No hay problema amor– Dijo su tía de forma amable
Gabriela se empezó a tomar el caldo pero entre más tomaba más se sentía mal.
Gabriela: Gracias tía, estaba muy rico, pero con permiso tengo que entrar al baño
–tranquila, entra no hay problema– Respondió su tía con un tono amable pero sospechoso
Cuando Gabriela entro no se había dado cuenta que le habían crecido unas orejas y una cola de gato, también se estaba volviendo más pequeña, Gabriela le estaba gritando a Dilia pidiendo por ayuda porque ya no alcanzaba la chapa de la puerta (para los que no sepan en colombia le decimos chapa al cerrojo de una puerta) pero Dilia no le puso atención; Gabriela mientras intentaba pedir ayúdale salían maullidos en vez de palabras, cuando su transformación había terminado, Dilia le abrió, y cuando Dilia abrió vio un gato pequeño con las puntas de las orejas y cola rojas pero el resto del cuerpo café.
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Relatos Pasados (CANCELADA)(?)
De TodoLa vida de Tanko es normal, hasta que un incidente pasa, que será?