# Capítulo 1: Secretos y mentiras

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# Capítulo 1: Secretos y mentiras


La noche era fría y oscura, y la nieve caía suavemente sobre las calles de St. Louis. Mordecai Heller caminaba con paso firme y rápido, envuelto en su abrigo y su sombrero, tratando de pasar desapercibido entre la multitud. Acababa de cumplir con su trabajo, y no era uno que le gustara. Había tenido que eliminar a un rival de la banda de Midgorl, la organización criminal a la que se había unido después de la muerte de Atlas May, su antiguo jefe y amigo. Mordecai sentía un profundo remordimiento por haber traicionado a los Lackadaisy, el bar clandestino que Atlas había fundado y que ahora dirigía su viuda, Mitzi. Pero no tenía otra opción. Los Midgorl le habían ofrecido protección y dinero, y él necesitaba ambos para sobrevivir en aquel mundo violento y corrupto.


Pero había algo más que le impedía volver con los Lackadaisy. Algo que le hacía soportar las atrocidades que cometía cada noche. Algo que le esperaba en su departamento, con una sonrisa y una taza de té caliente. Algo que se llamaba Rocky Rickaby.


Rocky era el único que le hacía sentir algo parecido a la felicidad. El único que le comprendía y le aceptaba, a pesar de sus defectos y sus secretos. El único que le amaba, y al que él amaba. Rocky era su pareja, su amigo, su confidente. Su razón de vivir.


Mordecai y Rocky se habían conocido en el Lackadaisy, donde Rocky trabajaba como contrabandista y músico. Desde el primer momento, habían sentido una conexión especial, una atracción irresistible. Mordecai se había enamorado de su personalidad alegre, impulsiva y aventurera, tan diferente a la suya. Rocky se había enamorado de su inteligencia, su lealtad y su misterio, tan intrigante para él. Habían iniciado una relación de amistad y romance, que se había mantenido a pesar de la distancia y el peligro.


Mordecai nunca le había contado a Rocky nada de su nuevo trabajo. Prefería dejar algunas cosas en secreto, por su propio bien y el de Rocky. Por su parte, el ojiazul nunca le cuestionaba nada de su nuevo empleo al ojiverde, pero siempre le pedía que se cuidara, aunque Mordecai le sacara en cara que él no era nadie para recordarle eso, cuando él era un loco desquiciado que no medía consecuencias.


Mordecai sabía que Rocky no era un santo. Que también se metía en problemas, que también arriesgaba su vida, que también mentía. Pero no le importaba. Le quería tal como era. Y confiaba en que él también le quería tal como era.


Pero había alguien que no estaba dispuesto a aceptar su relación. Alguien que quería interponerse entre ellos. Alguien que se llamaba Asa Sweet.


Asa era el nuevo jefe de Mordecai, el líder de los Midgorl. Era un gato de pelaje claro y ojos grises, con una sonrisa maliciosa y una mirada astuta. Era ambicioso, cruel y manipulador. Y estaba obsesionado con Mordecai.


Asa había contratado a Mordecai por su habilidad y su reputación, pero pronto había desarrollado un interés más personal por él. Le acosaba constantemente, le hacía insinuaciones, le tocaba sin su permiso. Mordecai siempre lo evitaba y esquivaba, recordándole que ya tenía pareja, pero Asa no se rendía. Al contrario, se mostraba más insistente y agresivo, amenazando con hacerle daño a él o a Rocky si no cedía a sus deseos.


Mordecai odiaba a Asa. Lo odiaba con toda su alma. Pero no podía hacer nada para librarse de él. Estaba atrapado en su red, y sabía que si intentaba escapar, las consecuencias serían fatales.

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⏰ Última actualización: Feb 23 ⏰

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