Después de convertirme en un joven arruinado, ¡me hice rico!

Capítulo 38:

Capítulo 38: "Conmigo aquí, puedes ser presuntuoso. "

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"¿Qué?"

Chen Yuyin escuchó estas palabras y quedó completamente aturdida, "¿Cómo es que empieza otra vez? ¡Esto, esto qué vamos a hacer! ¡La última vez el viejo fue herido en el pie y quedó con secuelas! ¡Aún no se ha recuperado por completo!"

Yu Huaining escuchó esto y frunció el ceño con fuerza. Siendo que estaba presente, no se quedaría de brazos cruzados. Rápidamente consoló al anciano, "Abuela, no te preocupes, ¡voy a ver qué está pasando!"

Sin esperar a más, se fue corriendo.

Shi Zheng no estaba completamente claro sobre la situación, pero también temía que el joven fuera maltratado, así que indicó de inmediato a Zheng Rong que lo siguiera.

Los tres se acercaron rápidamente a la casa grande. Yu Huaining miró la puerta de hierro entreabierta y entró decididamente. En el patio, lo primero que llamó la atención fue la furgoneta, tan familiar como siempre. Zheng Rong frunció el ceño, "¿Es este el vehículo en el que viajamos durante el día?"

Yu Huaining mostró un destello de sarcasmo en sus ojos.

¡Había adivinado!

El hombre moreno llamado Alan era el único que poseía una furgoneta en el pueblo; y esta familia "Lao Lin" había sido capaz de reunir de repente sesenta o setenta mil, y firmar un contrato de hipoteca con Song Xin... En este remoto lugar, ¡ya eran considerados bastante ricos!

¡No hay humo sin fuego!

Con la actitud intimidante y extorsionadora de Alan, si realmente se atrevía a ponerle las manos encima al anciano Song Kunfu... ¡Las consecuencias serían impensables!

"¡¿Qué estás esperando?! ¡Entra rápido!" El delgado y agitado hombre que había llamado a pedir ayuda se acercó, apremiante.

De repente, se escucharon gritos violentos desde dentro de la casa, sonaban extremadamente iracundos.

"¡Song Kunfu! ¡No te aproveches de ser mayor, no me atrevo a golpearte! ¡Tu rica hija mayor y tu yerno ya están muertos! ¡Y tu hija menor ni siquiera te presta atención! ¡Aunque te mate de verdad, ni siquiera habrá alguien que recoja tu cadáver y lo tire en el campo!"

Song Kunfu solo tuvo dos hijas en su vida. La mayor murió en un accidente de coche hace mucho tiempo, y la segunda hija es una persona inútil. Esta frase, "ni siquiera habrá alguien que recoja tu cadáver", sin duda le tocaba en lo más profundo de su dolor.

"¡Tú...!" El pecho de Song Kunfu subía y bajaba violentamente, su rostro estaba cubierto de sudor frío. Extendió su dedo tembloroso y lo acusó, "Lao Lin, cuando viniste aquí al campo años atrás, ¡te ayudé mucho! ¡No puedes ser tan desalmado!"

Había vivido en esta casa durante muchos años, así que conocía perfectamente la disposición interna. Incluso solían dejar una habitación vacía para su nieto.

Cuando acababa de llegar, la familia de Lao Lin estaba cenando, así que hizo una solicitud para alojarse pagando. Al principio, estaban de acuerdo, pero luego aumentaron repentinamente el precio, ¡pidiendo quinientos yuanes por noche!

Song Kunfu solo murmuró "muy deshonesto", y Lao Lin lo golpeó sin darle la oportunidad de hablar. Después de todo, era mayor, y desde que se lastimó el pie derecho, su salud no era la misma de antes. No pudo mantenerse firme y chocó contra el armario detrás de él, cayendo al suelo con un crujido claro de huesos rotos. En cuestión de segundos, su pierna derecha estaba tan dolorida que no podía moverse.