Las gotas gélidas que caen sobre mi rostro son como pequeños puñales de realidad, son tan rudas y crueles como si se tratasen de pequeñas agujas de hielo que me acribillan el rostro, los brazos, la misma piel. A pesar de sentir cada uno de mis miembros adormecidos, solo la torrencial lluvia que cae, me mantiene consciente. Evita a toda costa que sucumba a las sombras.
Es impresionante como aún, a pesar de todo, mis pies son capaces de seguir avanzando por un camino que ni yo recordaba, uno que creo que jamás me atreví a tomar. Aún no estoy segura, pero creo que me estoy apróximandome a la salida. O a la entrada de... ¿de qué era?
No lo recuerdo. ¿Por qué me siento así? Es tan extraño.
Puedo sentir como poco a poco estoy cayendo en la bruma del olvido. Y creo que eso no es algo que me beneficie. O eso creo. Todo es tan... confuso. Debería estar aterrada, pero más que sentir miedo o desconcierto, siento una infinita paz en mi ser.
Creo yo que así se ha de sentir la paz.
El no pensar en lo que sucederá de ahora en adelante. Sin más evaluaciones absurdas, sin más estrategias. Sin más encrucijadas.
La absoluta nada.
Un vacío gigantesco.
Mis pies se detienen a escasos metros de lo que parecer ser un gran portón de color bermellón. Se ve tan imponente, tan llamativo y tan peligroso como esa primera invitación que recibí hace ya mucho tiempo.
—Solo tienes que llegar a esa puerta roja... —había dicho con su melodiosa voz, mientras sonreía, como si sus palabras no fuese capaz de cambiarlo todo. Puede que esa siempre haya sido su intención; cambiarme, desde adentro, de una forma tan simple—. Y cuando la veas, solo tienes que cruzarla —completó sin siquiera verme a los ojos.
Recuerdo el cómo colocó uno de sus cigarrillos en sus labios y aspiró con suavidad. Yo seguía esperando alguna otra indicación más, porque aquello no podía ser tan sencillo.
Y no es como si alguna vez lo haya sido. No obstante, sus palabras fueron tan escuetas.
Siempre le quitó relevancia a los detalles. Siempre fueron acciones directas, sin necesidad de explicar el doloroso proceso.
En su mente solo había dos pasos; quererlo y alcanzarlo.
Ni más, ni menos.
Pero la simple propuesta fue una completa locura. No tenía procedimientos que seguir, no tenía nada de lo que pudiese aferrarme... o quizás si las tenía, pero no las percibí en ese momento. Y aún ahora, todo es inconcluso.
Después de todo la palabra «escapar» no estuvo nunca en mis opciones, ni siquiera en mi diccionario. No antes de su llegada. Nunca antes de sus palabras, ni de sus acciones. Yo de ningún modo me hubiese atrevido a pensarla. Por lo menos no con tanta frialdad ni naturalidad.
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Dariel en tinieblas || #ONC2024
Mystery / ThrillerDesde el momento en que nació, Dariel estuvo destinada a ser solo una sombra más de la familia Hallum. Siempre cauta, letal y sumisa ante sus órdenes. Velando tan religiosamente por la felicidad y la perfección de su melliza, quién a diferencia de e...