Gordon dos meses después de la desaparición de su pareja aún escribía cartas y las ponía en aquel casillero, estaba devastado, había empezado a ir al psicólogo y entró en una depresión, lo que más le jodia es que el día anterior a su desaparición habían peleado.
Pedía cada día que el rubio volviera, que confirmaran que estaba bien, era incapaz de olvidarle, soñaba que se reencontraban, que le pedía perdón y lo besaba, algo... que nunca ocurrió.