042. prohibited section

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CAPÍTULO CUARENTA Y DOS«Sección Prohibida»

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CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
«Sección Prohibida»

Draco y Madelyn entraron a la oficina de Severus con caras largas, el profesor enarcó una ceja interrogante cuando ellos se sentaron frente al escritorio con la misma expresión con la que entraron

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Draco y Madelyn entraron a la oficina de Severus con caras largas, el profesor enarcó una ceja interrogante cuando ellos se sentaron frente al escritorio con la misma expresión con la que entraron.

Severus golpeó el pulido escritorio de caoba con la punta de sus largos dedos, un sonido seco que resonó en el silencio expectante de su despacho. Sus ojos oscuros, penetrantes como siempre, se posaron primero en el rostro ligeramente congestionado de la joven Slytherin de cabello castaño, y luego se deslizaron hacia la expresión tensa y casi dolorosa del rubio platinado.

Una ceja arqueada, su gesto característico de impaciencia y escrutinio, precedió a su pregunta, formulada con su habitual tono monocorde, cargado de una sutil amenaza subyacente.

—¿A qué se deben esas expresiones? —inquirió Severus, la ligera aspereza en su voz añadiendo peso a sus palabras. Observó cómo ambos estudiantes intercambiaban una mirada fugaz antes de que Madelyn se decidiera a romper el silencio.

—Potter. —contestó, sus labios curvándose en un mohín de evidente disgusto, como si el mero nombre le dejara un mal sabor de boca.

Severus suspiró imperceptiblemente, una sombra de fastidio cruzando fugazmente su rostro. La mención del joven Gryffindor casi siempre presagiaba algún tipo de contratiempo o inexplicable hazaña.

—Y bien, ¿qué fechoría o torpeza ha cometido Potter esta vez? —cuestionó, cerrando los ojos por una fracción de segundo, como si intentara reunir la paciencia necesaria para escuchar lo que seguramente sería una narración exasperante.

—Parece que, de la noche a la mañana, se ha vuelto... bueno en Pociones. —murmuró Draco, la incredulidad palpable en su tono. Sus ojos grises vagaron por el despacho, como si buscando una explicación lógica en las estanterías repletas de volúmenes antiguos.

—O simplemente es Slughorn favoreciéndolo —replicó Madelyn, dejando escapar un bufido y rodando los ojos con exageración—. Slughorn nos encargó preparar un Filtro de Muertos en Vida para tener la oportunidad de ganar una botella de Félix Felicis, siguiendo las instrucciones precisas de un libro. Nadie lo logró, Severus, ni siquiera Granger, que siempre se cree la sabelotodo.

HOUSE OF BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora