Manía cardiaca

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―Dónde está.―Daniel preguntó, dejando el almuerzo que su madre le había envidiado con su hermano.

El aroma a menta fresca estaba en Max, y supuso que el aroma a manzanilla estaría en charles, después de todo convivían diariamente.

―Supongo que fue a ver a los recién nacidos.

Daniel asintió con su cabeza, soltando un suspiro.

―¿Por qué no le hablas?

―No es asunto tuyo, Emilian.―Tampoco podía tratar mal a su hermano, después de todo fue su adoración cuando nació.―Dile a mamá que probablemente iré a cenar esta noche, no me toca guardia.

Max asintió, algunas cosas simplemente no cambiaban, como el respeto que Max sentía hacia Daniel, el alfa de cabellos rizados siempre fue su ejemplo a seguir, siendo primer lugar en el ámbito académico, ganador de varias medallas de oro en alguno que otro deporte, y los trofeos del equipo de fútbol en el cual era el capitán, Daniel simplemente era espectacular, el primero en todo y el mejor.

―Me iré, charles quiere ir a comprar pan, ¿quieres alguno?

Daniel negó con su cabeza.―Iré más tarde, por cierto no olvides los pastelitos de mi mamá, son deliciosos.

Max volvió a asentir, y tras observar que su hermano regresaba su vista hacia los documentos en aquella mesa decidió salir de la habitación.

Daniel se graduaría como médico general en un año, y al tener intenciones de ser médico cirujano decidió comenzar con su residencia en ese instante, aunque Sebastian lo llevara de un lado a otro con bebés y tener que estar presente dándole la mano a los y las omegas embarazados cuando daban a luz no era algo muy lindo.

―Doctor, el doctor Sebastian quiere verlo.―Uno de los enfermeros mencionó.―Supongo que es algo...urgente.

―Iré enseguida.

―Doctor.―El chico de ojos azules que llevaba una filipina quirúrgica con estampado de snoopy desvió su mirada en cuanto Daniel dirigió su mudada hacia él.

―¿Sucede algo?―Preguntó iniciando su camino hacia la puerta, donde el gamma de cabellos rizados y piel bronceada se encontraba sosteniendo unos cuantos documentos entre sus manos.

―No, el doctor Sebastian lo espera, así que debería ir rápidamente.

Daniel asintió.

―Lando, el doctor Stroll necesita que le ayudes.―Una enfermera un tanto joven.―Doctor Ricciardo, ¿todo bien? ¿Necesita ayuda en algo?

El rizado soltó un suspiro, y lando simplemente desvió su mirada.

―No hace falta.―Daniel mencionó acomodando sus lapiceros en la bolsa de su bata.―Por cierto, cuando mi hermano abandone el hospital junto a su pareja avísame, estaré con el doctor Vettel.

La enfermera asintió.―Niño que el doctor Stroll te necesita en pediatría, ni siquiera deberías de estar aquí.―La mujer mencionó con cierto recelo.―Un gamma ni siquiera debería de ser considerado para esto, son unos inútiles.

Aquello último lo dijo en un murmuro, el cual Norris pudo escuchar claramente, y en un intento de escapar, decidió ir rápidamente hacia donde Lance (el jefe de pediatría).

―Bueno, para decir eso con respecto a los gammas debería de tomar en cuenta que usted es una beta defectuosa, ¿no cree?―Daniel mencionó pasando por su costado, iniciando su recorrido hacia el consultorio del obstetra.

Al pasar por la sala de espera en pediatría, pudo divisar a un niño junto a un hombre de mediana edad (el cual supuso era su padre), aquel hombre se veía orgulloso del pequeño, feliz de tenerlo cerca y también lo presumía, pues a las enfermeras y enfermeros les decía que el cachorro era su hijo, su orgullo.

Matilde (chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora