6: Apuros de carnívoros y herbívoros

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La mañana era deslumbrante, el cielo parecía un cuadro de acuarela vivo, el alba era algo para enamorarse a primera vista el día de hoy, son de esos pocos momentos donde uno se detiene a observar, sin pensar en nada más.

Esta mañana Legoshi se dispuso a continuar con su trabajo, debía mantener algo húmedo el gran dinosaurio que estaban haciendo él y su equipo de tras bambalinas, llevaba una cubeta en su mano derecha, vacía todavía, iba directo al grifo más cercano, mientras el sol se enseñaba tímido al suelo lleno de pasto completamente húmedo , sin embargo, al levantar la mirada para divisar cuanto faltaba para llegar al grifo, la vio a ella; Ella estaba ahí, la coneja enana de piel nieve, aquella que lo estaba atormentando, ¿Qué debía hacer? ¿Huir? ¿Pedir auxilio?

—¡¡SOCORRO!! —Gritó en su interior mientras su mirada no se despegaba de esa coneja —J-jack, no puedo fallarle... no puedo fallarme... —Susurró en voz baja al retroceder muy lentamente hacia otro grifo de por ahí.

Creyó que todo sería un pequeño mal gusto, hasta que la escuchó hablar

—Buenos días... Legoshi. —

—Es mi fin, ahora no podré controlarme, al acercarme seguramente vaya a comérmela, o a besarla..., o-oh a gritar, o desmayarme... —Su cabeza daba mil vueltas, tal cual un huracán, aunque no duraría mucho, pues Haru notaría esa mirada perdida que ahora el lobo gris tenía, ella trato de acercarse hasta que Legoshi (al darse cuentan) se puso muy erguido de repente, pareciendo un mastodonte o un gigante en vida.

Haru mostraba un rostro de temor ante esta acción, sintiendo en sus piernas la necesidad de correr, como si algo dentro suyo quiera escapar, pequeños espasmos en sus tobillos demostraba que su instinto estaba completamente fluyendo por su sangre.

Legoshi trató de hablar, pero no logró soltar ni el buenos día de regreso, sin embargo, pudo percibir en Haru el miedo recurrente que tiene tanta gente con verlo de lejos, eso lo dejó sin palabras, decidió entonces ignorar a su cabeza un momento y volvió a estar algo agachado de nuevo, además dobló sus rodillas poco a poco.

—Buenos días, Haru —Dijo con una voz algo suave y melancólica de siempre.

—Y-yo, q-quería pedirte ayuda —Decía ella aún algo temerosa.

—Claro ¿En que puedo ayudarte? — Haru le explico que tenía una cubeta para regar sus plantas en su jardín, que la usaba para no volver al grifo de agua con mucha frecuencia, pero aqui en el exterior, no tenían de esas cubetas, y solo pudo encontrar una algo mediana (grande para ella y difícil de transportar). Legoshi notó la cubeta a la que se refería Haru, a lado del grifo y rebosante de agua.

La situación era algo tensa, más que nada por como quería sentirse legoshi respecto a esto, recordaba las palabras de Jack pero tampoco es que pudiera negar el favor, al menos él no podría.

—Legoshi, se que te hago sentir incómodo, puedo notarlo en tus orejas —Soltó muy de repente ella, todo cuando Legoshi terminó de ayudarle con la cubeta; Por supuesto que el se quedo paralizado.

—Sobre lo que pasó hace un tiempo... Talvez haya malinterpretado las cosas, quería pedirte perdón por aquella anécdota tan incómoda que cree.

—Haru..., n-no es necesario de tu parte, p-porque te disculpas? En realidad y-yo debería disculparme —Pero eso último sonó algo cortado, él en realidad no quería decir eso.

Haru puso un rostro de incredulidad ante sus palabras, como si esas palabras estuvieran fuera de lugar, pero, las palabras de Legoshi no escapaban de la situación, tenían tanta relación como si tampoco la tuvieran, se sentían como si revelarán algo muy aparte de su charla; Ella esperaba un pequeño reproche, un desinterés, una molestia, hasta esperaba más una detención a la charla de forma abrupta por parte de Legoshi, mas la coneja enana no esperaba una disculpa algo intrigante y tenebrosa.

La Infancia, amistad y el amor (Jack x Legoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora