-¿Por qué no te le declaras?- me preguntaron mis amigas
Porque sé que no me ama igual que yo a él.
-es complicado- respondí.
Haerin, la chica tímida está enamorada de su único mejor amigo, Seojun, pero el miedo no la dejarán expresarse.
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Me acerqué y caminé por la tienda de cómics, cada paso que daba me traía un recuerdo. La madera ya gastada, el sonido del suelo al caminar, los dibujos en las paredes, las estanterías, me volví nostálgica.
—¡Ese es el sofá en el que solía leer!— hablé para mí misma con emoción —todo sigue igual que antes— movía mi cabeza a los lados observando aquel cálido lugar.
A mi izquierda noté un pasillo con muchas decoraciones de calaveras y cosas parecidas. Me llamó la atención y caminé, habían dos escalones que te daban la ilusión de que separaba un lugar del otro.
La iluminación cálida junto a las lámparas más pequeñas colgadas por el al rededor le daba un aura linda al lugar.
—tráeme algo que me guste— recordé las palabras de mi hermano, hicimos un trato y sé que a él le gustan los cómics de acción, en esta sección no habían, pero eran de terror, mi género favorito. Luego podría ir por su cómic.
—¡Ese es el tomo que estoy buscando hace tiempo! — me paré de puntillas al notar uno en especial en una estantería a mi derecha, estaba demasiado alto y yo no llegaba a alcanzarlo. Al sentir la suavidad de la tapa lo tomé con fuerza y bajé, pero parece que alguien más estaba conmigo.
Al sentir la calidez de otra mano me espanté por lo que lo solté.
—¡Oye, yo lo tomé primero! — le grité aquel chico el cual no llegué a distinguir, mis lentes se habían roto y mi visión no era la mejor.
Lo único que recibí de parte de él, fue una mirada y que me ignorara.
Traté de alcanzar al chico alto pero no lo logré, en cambio, tropecé frente a él. Y él siguió su camino hasta el sofá que solía ser mío.
¿Por qué debo ser tan torpe?
Me senté a su lado.
—oye, ese era mio— susurré reprochando
No recibí respuesta, él siguió en silencio leyendolo.
Aunque, no es bueno haber encontrado a alguien con mis mismos gustos?
En mi anterior barrio no eran muy conocidos los cómics y menos esos en específico, una vez traté de hablar de mis gustos en mi escuela y me tacharon de rarita.
Una sonrisa se formó en mi rostro, espero poder volver a encontrar aquel chico. Quizás en otro momento podríamos ser amigos.
—ya lo terminé— dejó el libro sobre la mesa
—pero si no haz tardado ni diez minutos — hablé sorprendida
—leo rápido. — respondió con seriedad, diría que me estaba mirando pero no logro distinguir, mi astigmatismo y miopía me impedían notarlo.
