Canción: Trust IssuesEl partido contra el equipo de Gryffindor había terminado, me encontraba esperándolo atrás de los vestidores de Slytherin, recostada contra la pared. Había sido un partido difícil, pero el equipo de Slytherin se había llevado la victoria, eso significaba una sola cosa...
-Quiero mi premio. -Escuche decir a una voz masculina que se acercaba. Era Tom, completamente rojo y sudado por el furor del partido, su camisa toda pegada al cuerpo. Dios santo, que este hombre haga lo que quiera conmigo.
-Hola, no? -dije, en tono sarcástico y sonriendo mientras Tom se acercaba aun más a mi. Mis ojos recorrieron todo su cuerpo, de pies a cabeza, posando mi mirada unos segundo sobre sus labios rojos, para luego volver a sus ojos.
-Qué descarada. Ni intentas disimular, me encantas. -dijo, acercándose aun más a mi y tomándome por mi cintura con ambos de sus brazos. Mi respiración comenzó a agitarse aun más cuando con una mano empezó a acariciar mis muslos, separándolos por inercia.
-Cualquiera de los chicos podría entrar en cualquier momento Tom. -dije, con mis ojos cerrados y casi en un jadeo, mientras el seguía acariciando mis muslos, cada vez más cerca de mi entrepierna.
-Como si te importara, hemos follado más veces aquí de las que podemos contar, preciosa. -dijo, envolviéndome en un beso desesperado, con su mano libre comenzó a agarrar con fuerza mi trasero. -Quiero mi premio. -susurró en mi oído, antes de comenzar a besar mis clavículas hasta llegar a mi cuello. De un momento a otro, mientras él seguía lamiendo desesperadamente mi cuello, bajé despacio hasta el suelo, quedando de rodillas frente a él. Sin cortar el contacto visual, coloqué una mano a un lado de su cadera, mientras que con la otra tocaba su miembro por sobre la ropa.
-¿Cuánto más me harás esperar? -dijo, la desesperación y el deseo eran evidentes en su tono de voz. Comencé a besarlo suavemente por encima de la ropa, sintiendo como con cada beso crecía aun más y más, poniéndose duro como una roca. De un segundo a otro, Tom corrió mi cara, bajándose por completo sus pantalones, dejando al aire su miembro erecto. -Tomálo, y con tus hermosos labios, preciosa. Mantén tus ojos en los míos y no te atrevas a desviar la mirada. -dijo, consumido por el deseo. Hice exactamente lo que me pidió. Comencé por la cabeza, chupándolo suavemente para ir bajando poco a poco. Sus jadeos no hacían más que excitarme. Me tomó mi cabello, enredando en su mano formando una coleta de caballo, teniendo así control completo de mis movimientos. Me empujaba con fuerza, desesperado, ocasionando que me atragante por su longitud, sus gemidos se intensificaban con cada empujón que me daba. Estaba cerca de venirse, y sabía muy bien que lo haría en mi boca.
-Ugh, no te detentas, preciosa, déjame follar esa hermosa boca hasta que no puedas ni hablar. -susurró entre gemidos, agarrándome aun con más fuerza y empujando mi cabeza brusca y rápidamente contra su miembro. Al cabo de unos segundos, dejó salir un gemido que sonó como música para mis oídos, al tiempo que se venía sobre mi boca. Pasó su pulgar sobre mis labios mojados por su liquido, y rojos por la intensidad. -Traga. -ordenó, hice lo que me pidió, al tiempo que me tomaba por mis brazos levantándome del suelo. Comenzó a besarme desesperadamente otra vez, su lengua jugando con la mía, y su erección aun descubierta rozando mis muslos.
-Ahora te toca a ti, preciosa, quiero oírte gemir mi nombre. -dijo, colocándome contra la pared, y bajándome completamente la falda, dejando al descubierto mi trasero, dado que tampoco llevaba panties. -No llevas nada, eso es motivo de castigo, ¿sabes? -dijo, dándome una nalgada e inclinándome aun mas contra la pared. Dejé salir un leve gemido, que fue más que suficiente para excitarlo e incentivarlo a darme otra nalgada. Y así lo hizo, esta vez con muchísima mas fuerza, provocando que gima más fuerte, siéndome imposible esconderlos.
-Oh mierda. -gemí, cuando me dio una última nalgada antes de, sin previo aviso, introducirse en mi. Sus estocadas eran todo menos suaves, agarrando ambos lados de mis caderas, me atraía hacia el con fuerza. Introduciéndose y saliéndose varias veces, haciendo que lo desease aún más, sus gemidos se intensificaban, eran graves y casi parecían gruñidos. Comenzó a empujarse aun con más fuerza, sin darme tiempo para respirar.
-Me vuelves completamente loco. -dijo, aumentando la intensidad y jadeando. Ambos estábamos cerca, así que comenzó con una mano a acariciar mi clítoris con fuerza, nada gentil. La estimulación me estaba matando, no podía más, el placer me consumía. Sus estocadas, la forma en que entraba y salía de mi, sus dedos frotando mi clítoris. No podía parar de gemir, estaba segura que alguien nos habría escuchado. -Estas tan, pero tan apretada. -dijo, al tiempo que se venía dentro de mi con una ultima estocada. Mi cuerpo entero comenzó a temblar del placer, y unos últimos gemidos escaparon de mi boca. -Podría follarte y escucharte gemir todos los días. -dijo, sobre mi oido.
-Ya lo haces. -dije, casi en un susurro, aún temblando. Me di vuelta para quedar frente a el, su mirada aún llena de deseo y lujuria. Me volví a poner mi falda y acomodé un poco mi desordenado cabello.
-¿Quién dijo que terminé contigo? -dijo, tomándome de las manos y colocándolas por encima de mi cabeza. Comenzó a besar mi cuello nuevamente, desaforado, provocando que unos gemidos salgan de mi boca, cuando sus labios empezaron a morder suavemente la piel de mi cuello.
-¡Ustedes dos dejen de follar en todos lados! -se escuchó una vos gritar desde afuera de los vestidores.
-¡Tom Marvolo Riddle, ven a festejar con tus amigos y deja a tu novia! -dijo, otra voz.
No pude evitar reírme, y pensar en que Theo y Enzo nos habían escuchado.
-Esto no termina aquí, preciosa, te quiero en mi cuarto después de la cena. -dijo, dándome un beso en la frente, para luego ponerse sus shorts e irse con los chicos. No podía pensar en otra cosa más que en hoy por la noche...