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"Y los días pasaron intenté hacerme durante una semana pero nada funcionaba. Aunque debo admitir que mis habilidades sociales nunca fueron buenas a decir verdad, casi podía intercambiar palabra cuando me la encontraba en la cocina, pues ese era el único lugar en el que nos podíamos ver por más tiempo. Eso era solo cuando ella le tocaba cocinar ya que cuando lo hacía Lía o Yael ella simplemente se llevaba la comida y desaparecía... ahí fue en donde lo noté solo éramos Lia, Yael, Fer y yo en la Guarida no había ningún otro Rebelde aquellos que vi el primer día no los volví a ver más. Y si buscaba por los pasillos sólo podía encontrar a Lia vagar al igual que yo o a Yael sentado solo. Pero Fer era como las mismas sombras era difícil de ver aún cuando estaba cerca...."

Diario de recuerdos
Autor: Félix Xodoy
Página: 18

—¿Cuántos días han pasado ya?— murmuró para sí mismo mientras veía el techo, estaba echado en su cama con los brazos detrás de la cabeza.

— Desde que llegaste aquí un mes, según Recuerdo cuando Yael dijo que Fer había traído un nuevo juguete— dijo Lía mientras entraba como si nada a la habitación de Félix y se sentaba al lado de él como si la cama le perteneciera a ella— desde que me conociste dos semanas — pone su dedo índice en su mentón y continúa —¡y desde que empezaste a andar como perrito faldero detrás de Fer una semana!— exclama mientras se levanta para sentarse en su sillón favorito.

《¿Porque siempre olvido cerrar esa puerta?》 se recrimina a sí mismo mientras veía a Lía.

Lía solo sonreía mientras cruzaba las piernas y lo miraba desde el sillón mientras que Félix se levantaba y se sentaba en la cama, mirándose los dos de frente en ese silencio que solo podía mantener por unos segundos el de ojos fieros como Zafiros con aquellos tan tranquilos como el cielo mismo, tan distintos pero tan parecidos, pues encontraron compañía en esos orbes que ahora de frente se veían.

— ¿qué quieres decir con perro faldero?— interrogó mientras levantaba una ceja— ¿y Qué es un perro?— se cruza de brazos.

— No lo sé, nunca he visto uno— responde— y lo de perro faldero es una expresión que utiliza Fer cada vez que Yael está detrás de Escarlata. 

—Qué interesante.

— pero ya hablando en serio ¿Por qué estás detrás de Fer?— preguntó con un tono serio que Félix creía que no tenía.

— yo no ando detrás de nadie— mintió.

—¡No me creas tonta! puedo dármela pero no lo soy —objeto mirándolo fijamente.

Era extraño, muy extraño el cómo el ambiente podía cambiar tan de repente, el cómo podían hablar de una cosa y cambiar tan repentinamente a otra... estas personas no dejaban de provocar preguntas en Félix por su forma tan rara de ser.

— Solo quiero saber más de ella...— intentó vagamente inventarse una excusa.

— ¿por qué?— refutó

—¿Acaso tiene que existir una razón?— contrarrestó.

—Todo tiene una razón y la que no lo tiene pues simplemente no existe— dijo mientras Félix la veía con cara de ¿se volvió loca?

—Si tengo razón o no, no te incumbe— dijo para después salir de la habitación.

— Todo lo que tenga que ver con mi madre, me incumbe...— murmuró para sí misma. Aunque Félix ya no la oía.







Félix pensaba en una forma de acercarse a Fer cuando recordó que hay un lugar en donde ella siempre podía estar, aunque sabía de que ir allá era un completo suicidio, pues se lo habían prohibido desde el primer día, pero aún así debía ir ya no por curiosidad sino por el bien de lo que él creía que era la humanidad. O al menos esa era la excusa que él tenía.

Llegó hasta la biblioteca un lugar donde había más libros que cualquier otra cosa, iluminado apenas por una bombilla en el medio de esa habitación, por fortuna la puerta está abierta. Así que entró con cuidado tal vez Fer estaría dormida como la última vez que la vio.

Pero al estar allí no la encontró camino por los estantes colmados de libros y se acercó a aquella mesa en donde la última vez que la vio Fer estuvo dormida en ella, sintió la necesidad de tocar la superficie donde aquella vez ella tenía apoyada su cabeza.

Frío…

aquella superficie estaba fría, por alguna razón él creyó que sería cálida después de todo era madera y en esa habitación no había ningún tipo de ventilación, pero aún así, solo la sintió fría. Fría como el alma de aquella que alguna vez allí vio dormida.

 Su atención de repente fue robada por un cuaderno de forro ámbar, ese que aquella vez quiso mirar y no se le fue permitido, en este momento no tenía impedimento de tocarlo, así que lo tomó acarició aquella superficie que le pareció tan suave y abrió el cuaderno, mas lo que encontró en este lo sorprendió, eran escritos la mitad del libro estaba lleno de letras que él no entendía, pasó hoja por hoja lo único que podía diferenciar eran las fechas que en las esquinas de estas estaban, lo demás eran letras que no podía comprender el idioma, pero después de observarlas detenidamente entendió de qué idioma se trataba.

— el lenguaje de las sombras— susurro mientras acariciaba las letras escritas en el cuaderno.

De la nada el cuaderno le fue arrebatado de sus manos de una forma rápida y brusca ya se imaginaba quién era el que lo había hecho.

— te dije que no lo tocaras

— solo lo estaba mirando— respondió Félix mirándo a la de ojos ámbar.

— pues entonces mira con las manos y toca con los ojos.

— ¿sabes que lo que dicen ustedes muchas veces no tiene sentido?— preguntó Félix mientras daba media vuelta para salir de la biblioteca.

—¿Y tú sabías que eres un idiota Por no comprendernos?— incluso Ella misma se sorprendió por las palabras qué había dicho.

— para entender a un asesino hay que serlo... Y si ser un idiota Es no entenderlos entonces sí, soy un idiota.— reputo con sarcasmo.

Félix estaba de espaldas en la puerta a punto de salir al darse cuenta que Fer había quedado estática con aquella respuesta, más el siguiente que quedó paralizado fue él al escuchar su respuesta.

— Si pinto ¿soy pintor?, si canto ¿Soy cantante?, si mato ¿un asesino?, si corro ¿un corredor?, si escribo ¿un escritor?, si robo ¿un ladrón?, si miento ¿un mentiroso? y si leo ¿un lector?…¿Esa es tu lógica?— preguntó de forma tranquila, Félix giró para mirarla a los ojos y Fer continuó:

— deja de ver a la gente con etiquetas. Recuerda que muchos tendremos un letrero puesto con lo que creen que somos, pero eso no nos define...yo he visto asesinos salvar vidas, he visto alguien inteligente hacer cosas torpes, he visto un mentiroso decir la verdad y a un santo mentir, un doctor matar y a un supuesto loco hablar mejor que una persona normal. He visto tanto que ya no puedo creer en nada... una persona puede ser una sola cosa hoy y otra mañana, pues para definir a alguien a veces te faltan palabras y otras veces te sobran... Hay veces en el que para una persona alguien es algo y para otra ese alguien es nada... ahora ¿Félix Xodóy? en tu cuartel eres un Sargento  frío, infiel a tus ideales... no eres conocido como un asesino y aún así Has matado a muchos de mis rebeldes y a las sombras... allá eres alguien y aquí solo eres uno más de los tantos juguetes que he tenido.¿ahora entiendes? 

Félix se quedó en silencio buscando alguna pizca de mentira o sarcasmo en sus palabras, en vano porque no encontró nada, el silencio entre ellos era tenso pero no incómodo, era como si ambos entendieran al otro sin siquiera quererlo.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora